Reflexión del obispo, sobre la ancianidad

Jornada sobre la ancianidad
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Reflexión del obispo, sobre la ancianidad
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La Ancianidad

En este mes de julio, el papa Francisco nos ha pedido de modo muy especial orar por los ancianos. El papa mismo es una persona mayor de edad, pero nosotros sabemos que él siempre ha tenido, como San Juan Pablo II lo hacía, como papa Benedicto XVI, un especial cariño a los ancianos, porque nuestra sociedad se ha vuelto insensible a las personas ancianas.

Se vuelve insensible porque un anciano, pues se torna como un niño al que cuidar, al que hay que atender ya no gana dinero, o tal vez si tiene alguna jubilación, pero la falta de humanidad nos ha hecho despreciar al anciano.

En los ambientes de países desarrollados, o que se llaman así, hay asilos de ancianos, también en nuestra tierra los hay, pueden estar muy bien, pero la cercanía familiar es lo que verdaderamente a un anciano le llena. Por eso nosotros queremos ante todo recordar la responsabilidad, porque está dicho honra a tu padre y a tu madre y el Señor te bendecirá.

Hay varias cosas que el Papa Francisco en este mes nos ha recordado:

Los ancianos representan las raíces y la memoria de la familia y del pueblo. En el antiguo Israel, la persona anciana era considerada un sabio, porque hay cosas que solamente la experiencia de vida puede enseñar. Hoy no. Aprendemos más del internet, le hacemos más caso al Facebook que a lo que nos puede decir un anciano, ya ni siquiera los escuchamos, les ponemos la televisión, ya no hablamos con ellos.

Por eso el papa nos recuerda mucho, ellos son las raíces que no podemos olvidar. También el papa nos ha dicho, la vergüenza que hay sobre aquellos que se aprovechan de la debilidad, de la enfermedad y de la vejez. No faltan casos de gente que es desalmada con los ancianos o porque los abandonan o porque se aprovechan de ellos.

Cuando un anciano ha dado su vida por la familia, pues que que le podemos quitar a un anciano, más bien habría que darle lo que sea posible. Por eso el papa nos ha pedido, que visitemos también a los ancianos en las residencias, en Europa hay casas enteras, edificios enteros de ancianos, ¿cuántos no han muerto por el Covid-19?, porque es gente vulnerable. Pero visitarlos, tenerles paciencia, un día no estarán.

Y entonces nos quedaremos con el remordimiento de por qué no hice, porque no trate de hacer. En fin, todos vamos hacia la ancianidad. Éste es el secreto de la vida, no estamos nosotros en una eterna juventud, sino vamos en ese camino.

Pero que la ancianidad sea ciertamente, una capacidad de vida, que tengamos para ellos llevándoles, dice el papa, a los niños. Que los niños traten y vean a sus abuelos, por así decirlo, a sus mayores de edad y les manifiesten cariño, porque ellos se sienten realmente muy emocionados cuando ven a los niños.

Y finalmente hermanos, ojalá que nosotros tratemos de que nunca falte al anciano, la seguridad, la medicina y sobre todo los sacramentos. Los ancianos, el papa Francisco los ha puesto a trabajar. Y les dice, ustedes oren por sus hijos, por sus nietos. Porque resulta que hoy el hijo y la hija trabajan, ya no se acuerdan ni siquiera de educar en la fe a los niños. Entonces los ancianos, tienen una misión, ofrecer a Dios sus momentos, que muchas veces son vidas que no son fáciles, por enfermedades, por achaques, pero un anciano es un valor, es un tesoro.

Pidamos al Señor que este mes de julio, podamos tener un sentimiento realmente de misericordia, un sentimiento de cercanía hacia los ancianos. No olvidemos que el día 26 de julio se conmemora a los santos Joaquín y Ana, que son los patronos de la pastoral de los ancianos y ellos fueron abuelitos de Jesús. Supongo que lo habrán conocido en algún momento, los papás de la Virgen María, san Joaquín y santa Ana.

Lo hermoso que decía el papa Francisco, porque san Joaquín era un hombre que siempre le pedía a Dios y santa Ana trataba bien a las personas. Por eso nació María, de la cual nació Cristo. No olvidemos pues a estos santos y no olvidemos que la pastoral de los ancianos también es muchas veces pastoral de enfermos, porque ellos tienen muchas carencias de salud, que nosotros pues no conocemos o no valoramos.

Quisiera decirles que como el papa lo ha indicado, será concedida la indulgencia, que es un perdón especial a las personas que en los domingos del 10, 17, 24 ó 31 de julio, habiéndose confesado y participado en la Santa Misa dominical o en otra misa durante la semana y comulguen por la intención de los ancianos.

Recordemos que hay una guerra en el mundo que están matando también muchos ancianos. Apoyemos lo que el papa nos pide, obedezcamos lo que nos pide el sucesor de Pedro y que por intercesión de los santos, Joaquín y Ana el papa, pues nunca le falte la salud y pueda seguirnos sirviendo muchos años.

Señor, danos sabiduría para escuchar a nuestros mayores, seremos un día también nosotros mayores. Haz que podamos tener un corazón abierto, un corazón caritativo y un corazón humilde, delante de aquellos que nos preceden en la vida. Para que un día cuando lleguen a tu gloria puedan pedir por nosotros. Todo esto, lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, amén.

Santos, Joaquín y Ana rueguen por nosotros, amén.

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