Mensaje a la Diócesis de Escuintla – Elecciones en Guatemala

Monseñor Víctor Hugo Palma - Elecciones
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Mensaje a la Diócesis de Escuintla - Elecciones en Guatemala
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Un saludo para todos ustedes queridos amigos, queridos hermanos en el Señor, de su servidor Monseñor Víctor Hugo Palma, Obispo de Escuintla.

Cómo Diócesis de Escuintla queremos estar presentes en este momento fundamental de la vida nacional. Queremos hacerlo como Iglesia Católica, llamando también a todos los demás creyentes y personas de buena voluntad, a tener presente que si elegimos bien, viviremos bien. Si elegimos bien, viviremos bien.

Me permitió repetir la frase, por qué lo delicado en tiempo de elecciones, es hacer una mala elección. Una elección movida por intereses, porque es mi amigo, porque lo conozco, porque me prometió algo. La elección debe buscar ante todo, el bien común de las personas, no puede ser una elección guiada directamente por un interés, diríamos confesional. Porque el Estado y la Iglesia o las iglesias, son dos entidades diferentes, hay muchos que toman el nombre de Dios para buscar votos, pero a la hora de tener el poder, con quien menos cumplen es con Dios y con los demás.

[ El texto del Mensaje de la Conferencia Episcopal de Guatemala, con motivo de las Elecciones en Guatemala, se encuentra siguiendo este enlace ]

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En este documento muy sencillo, que se llama precisamente: «Si elegimos bien, estaremos bien». La Iglesia Católica de Escuintla, la Diócesis, quiere invitarlos ante todo, a pensar que la política es un campo muy importante de la vida humana, de la comunidad humana, la política puede ser la forma más alta o una de las formas más altas e importantes de hacer el bien.

[ Acá se descarga el documento «Si elegimos bien, estaremos bien» ]

Mientras una persona tiene más poder delegado por la comunidad, por la democracia, más bien puede hacer, pero si hace un mal uso, el mal también será mayor. Por eso en este momento yo les presento este documento que es muy sencillo. Los Católicos estamos en el mundo, no estamos fuera del mundo. Papa Francisco nos pide participar sanamente en una sana política no, involucrarnos en una política de corrupción, en una política que sea deformada en politiquería.

Naturalmente un católico que tiene un puesto de dirigencia en Iglesia, en catequesis, en movimientos laicales, mientras él está inscrito, porque puede hacerlo, en una acción política para ser elegido, no puede seguir ejerciendo su puesto como dirigente católico, como líder católico. Ha de dejarlo, porque no podemos mezclar estas dos formas de atraer a las personas.

Y sin embargo un católico a la hora de votar, debe de tener muy presentes, queridos amigos, queridos hermanos, los problemas reales de nuestra sociedad. Problemas que son de índole estructural, un sistema de justicia que no funciona, una desigualdad material tremenda que no se debe simplemente a un mal funcionamiento, sino a malos corazones y que no son solamente malos corazones, la falta de educación y la falta de las oportunidades.

El problema no es mucha población, sino pocas oportunidades. De manera que a la hora de votar, hay que tener muy presentes, las reales necesidades, nunca el interés partidista: llegaré y me haré rico. Eso se llama la «industria política». Como que tú hicieras algo, un negocio malo, para ganar mucho, dejando fuera la moral.

Por eso, la Conferencia Episcopal, que también está presente en este documento, nos recuerda que un candidato debe ser honesto y transparente. Que muestre una coherencia de vida y se conozca por sus obras, que se comprometa con la familia y la defensa de la vida.

No puede ser una persona abortista, simplemente porque así lo hacen en otros países, una persona comprometida con el verdadero matrimonio. No experimento matrimoniales del mismo sexo, mucho menos despreciar la vida humana, una persona que conozca la necesidad, no solamente hable de ellas, una persona que tenga propuestas claras y objetivas. En este sentido es un deber moral escuchar las propuestas de estas personas. Ya estamos muy cerca de las elecciones pero aún es tiempo de reflexionar.

Una persona, dice acá, que tenga especial, diríamos, aprecio a los más empobrecidos, por que de alguna forma esto se da en todo el mundo, pero en un país que se dice creyente católico o no católico, no se puede dejar de cumplir lo que dice la carta de Santiago: no se vale decir a tu hermano que te vaya bien y tu hermano tiene hambre, tiene falta de pan, entonces no mezclo aquí argumentos religiosos con política, pero todo católico debe tener presente también su fe, no votar para una teocracia, para un gobierno de Dios, esto no es bien. Dar al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios.

Pero Dios también nos pide, votar por alguien que trabaje por la reconciliación, un país dividido en luchas pues no, no puede ser un país que progrese. Alguien que busque el progreso integral y vuelvo a repetirlo, el bien común. El bien común es aquello que decía Santo Tomás es mayor que tú y tu pequeño mundo.

Vayamos pues a participar como católicos, el Señor dijo de su Iglesia, que somos sal, luz y levadura. Algo que tiene efecto, demos sabor, iluminemos, hagamos que fermente la masa del Reino, en la búsqueda y la construcción de la justicia.

Y que en todo esto, invoquemos al Espíritu Santo, sobre aquellos que se han postulado, para que su corazón no se pervierta con intereses personales, como tantas veces ha pasado y pidamos también para que nosotros no votemos de mala manera, porque quien nos convenga, sino que seamos honestos buscando el bien de los demás, en eso consiste el cumplimiento del Evangelio: ama a tu prójimo como a ti mismo.

Que María Santísima interceda, para que toda esta tierra de Escuintla, tan compleja, con tanta violencia, reciba del Espíritu del Señor, la verdad, reciba la sabiduría que tuvo ella, Madre de la sabiduría, ella interceda para que tengamos unas elecciones en paz, que no haya atentados, hechos de violencia que simplemente delatan que se está buscando lo personal y no el bien de la comunidad y ella interceda por nosotros y naturalmente la invocamos a ella, que desde el cielo nos ilumina diciendo: Ave María Purísima, sin pecado concebida.

Muchísimas gracias por su atención.

[ Acá se descarga el documento «Si elegimos bien, estaremos bien» ]