Campaña diocesana de vacunación

Campaña Diocesana de Vacunación
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Campaña diocesana de vacunación
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El obispo de la Diócesis de Escuintla, monseñor Víctor Hugo Palma, invita a toda la comunidad diocesana y a las personas de buena voluntad, a acercarse al centro más cercano de vacunación y como dice el Papa Francisco, participar de ese acto de amor hacia el prójimo y hacia uno mismo.

La vacuna, es la forma más fácil, rápida y segura de inmunizarse contra el Covid-19, además de seguir practicando las medidas de prevención, como el distanciamiento físico, el uso de la mascarilla y la limpieza constante de manos, observando una buena higiene en general.

Hermanos cumplamos el mandamiento del amor seamos accesibles a la vacuna y protejamos la vida de todos.

Les saluda su servidor monseñor Víctor Hugo Palma obispo de Escuintla. En un mensaje breve, pero que está lleno del aprecio por todos y cada uno de ustedes.

Vivimos hermanos, el mal de la pandemia del coronavirus del covid-19 y esa pandemia es un mal real. Han habido otras pandemias, gripe, tuberculosis, en fin, esta pandemia es real, no es un invento de los medios de comunicación.

Digo esto, porque lastimosamente muchos niegan que exista la pandemia, dicen que es un plan mundial de dominación, que es una forma diabólica de meternos a todos en un redil.

La pandemia existe.

Veamos los millones de muertos que han habido en el mundo y frente a esta pandemia, sucede que el mundo en un tiempo récord, ha inventado la vacuna, ha trabajado en la vacuna.

¿Cuál vacuna, hay muchas vacunas? pero recordemos que hay enfermedades que todavía no tienen vacuna como el sida, en cambio ya hay una vacuna que está tratando de ser eficaz.

¿Cuál es la mejor vacuna? aquella que tú te pongas, habrán algunas más calificadas, claro, pero la vacuna es el medio realmente único, sino para no contagiarse, para no sufrir consecuencias graves y hasta mortales por falta de esa vacunación.

Que importante, porque una persona me decía: «mire yo tengo ese kit que están entregando con unas medicinas cuando ya se presenta la enfermedad». Ese es un paliativo, deben de tener defensas naturales, un buen nivel, para que el virus no ataque tan fuertemente, pero repito, la vacuna es el medio que más allá de cualquier interés, la ciencia ha ido descubriendo y está trabajando.

Todavía estamos en un camino pero ya existe ese medio. Hay muchos inventos, está la pandemia de el coronavirus y está la pandemia del chisme. Hoy como nunca, a través de las redes sociales, se divulga toda clase de informaciones, se habla contra la vacuna, se dice que hace daño, que tiene efectos secundarios. Los tendrá, pero nunca ese efecto secundario es comparable con el beneficio que tiene la vacuna y esto lo dicen las instituciones médicas que tienen toda la autoridad científica.

De modo que ese miedo de la vacuna, hermanos, hay que vencerlo desde la misma razón, los países creyentes y no creyentes saben que este es el medio mejor.

Lastimosamente, como digo, somos accesibles a tantos chismes a temores y puede más el mal comentario que la verdad científica. El papa Francisco dice: «vacunarse es un acto de amor, es un acto de caridad». La Palabra de Dios dice: «ama a tu prójimo como a ti mismo» (Mt 22, 39).

Muchos que no se han vacunado, han caído en estados graves, hasta en muerte, entonces hay que cuidarse de los efectos graves del virus, pero también hay que pensar en los demás.

Cuando alguien muere por coronavirus, no es alguno que se muere, es miembro de una familia. Deja a una familia, sin un miembro, muchos han caído en la pobreza porque han muerto los padres y las madres.

Vivamos pues la caridad profundamente, ¡vacunémonos!. Pidamos para que la vacuna siga llegando como debe llegar.

Guatemala tiene un rezago gravísimo en el tema de vacunación y todo el tema también de atención sanitaria, pero el esfuerzo va creciendo. Colaboremos todos, hagámoslo también por la familia, por la sociedad, no pensemos sólo en que me da miedo, en que no me va a dar, no seamos como «Juan sin miedo» que andaba sin mascarilla, sin vacunación y al final como decimos en buen chapín, pues no contó el cuento.

Vayamos aceptando este medio que se nos ofrece y queridos hermanos en este año de la familia, pensemos ojalá que la familia lograra vacunarse, no para quitarse la mascarilla simplemente, sino para tener la seguridad sobre todo de los niños y de las personas mayores y aquellos que son vulnerables con ciertas enfermedades.

En este mes del rosario estamos pidiendo para que no solamente exista vacunación, para que se detenga la pandemia, sino para que la caridad se ejercite viviendo estos elementos como son la vacuna, sin descuidar, queridos hermanos, las medidas de seguridad: el lavado frecuente de manos, el uso de la mascarilla el distanciamiento.

La vacuna no basta para vencer la pandemia, es importante todos estos elementos y ojalá que también tomemos en cuenta que vendrán otras pandemias; aquí no soy yo profeta de desgracias, hay muchos males que pueden venir, si no se elimina la pobreza, la desnutrición y la falta de atención sanitaria.

La Virgen María nos ilumine, nos dé esa capacidad, mediando ella el Espíritu Santo, para que recibamos la vacuna y tengamos un futuro mejor, comenzando por nuestra familia.

Ave María purísima, sin pecado concebida.