El Jueves Santo, se conmemoran dos acontecimientos muy importantes: la institución de la Eucaristía y se rememora la agonía de la oración en el huerto. Éste día se celebra también el día del sacerdote.
Regularmente, por la mañana se celebra la Santa Misa Crismal, aunque puede celebrarse en otro día, tal y cómo éste año se hizo en la Diócesis de Escuintla, que por razón de la pandemia del Covid19, se realizó el Martes Santo.
Por la tarde se realiza la La Santa Misa de la Cena del Señor, que sirve de inicio al Triduo Pascual, que culminará con la Resurrección del Señor, el próximo domingo.
Los Santos Oficios del Jueves Santo se celebran a las 21:00, a la hora de cenar, para conmemorar la Última Cena de Jesús con sus discípulos. No obstante, por razones pastorales se puede anticipar su comienzo, no pudiendo en ningún caso empezar antes de las 18:00 horas.
Al comienzo de la celebración, el sagrario debe presentarse vacío con la puerta abierta. El altar mayor, donde se celebrará la Santa Misa, se adorna con cirios, manteles y sin flores hasta la Resurrección.
Se inicia con la entrada procesional, encabezada por los acólitos, seguida por los ministros sagrados (diáconos, concelebrantes si los hay) y finalizada por el celebrante principal, un Sacerdote u Obispo. Mientras tanto, el coro acompaña con cantos, pues ya ha terminado la Cuaresma y se va a celebrar uno de los momentos más importantes del año litúrgico, la Institución de la Eucaristía y el mandamiento del amor.
El color de esta celebración es el blanco eucarístico, sustituyendo al morado cuaresmal.
En esta celebración se canta de nuevo el «Gloria» a la vez que se tocan las campanas, y cuando este termina, las campanas dejan de sonar y no volverán a hacerlo hasta la Vigilia Pascual en la Noche Santa.
El Jueves Santo Jesús cenó la Pascua con sus apóstoles o discípulos, siguiendo la tradición judía, ya que según esta se debía cenar un cordero puro y del año; con la sangre de este se debía rociar la puerta en señal de purificación, puesto que si no se hacía así, el ángel exterminador entraría en la casa y mataría al primogénito de esa familia (décima plaga), según lo relatado en el libro del Éxodo.
Éste año, debido a las restricciones sanitarias, el aforo en la Catedral, tuvo que ser reducido al mínimo permitido, por lo que cientos de fieles, tuvieron que seguir la celebración desde la radio o internet. Además, también se obvió el rito del lavatorio de pies, el cual sólo fue recordado, en la homilía de Monseñor Víctor Hugo Palma, Obispo de Escuintla.
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Las fotografías que se tomaron en la Santa Misa de la Cena del Señor, se pueden descargar a continuación:
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