
Monseñor Francisco Montecillo, nuncio apostólico de la Santa Sede en Guatemala, se dirige a la Diócesis de Escuintla, dando a conocer los pasos siguientes que se darán, luego de que la sede episcopal quede vacante en nuestra diócesis.
Despide a Monseñor Víctor Hugo Palma, animándolo en su nueva misión en la Arquidiócesis de Los Altos, de la cuál será el próximo arzobispo..
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Transición pastoral y llamado a la unidad en la diócesis de Escuintla
Monseñor Francisco Montecillo, nuncio apostólico en Guatemala, durante un acto litúrgico que marca la transición del obispo monseñor Víctor Hugo Palma, tras 23 años de servicio en la diócesis de Escuintla, hacia su nuevo nombramiento como arzobispo de Los Altos, Quetzaltenango y Totonicapán. Su mensaje, cargado de espiritualidad y pragmatismo canónico, presenta agradecimientos, orientaciones pastorales y reflexiones sobre la aceptación de la voluntad divina en momentos de cambio.
El mensaje se sitúa en un contexto de despedida, donde se explican los procedimientos eclesiales ante la partida de un obispo y se enfatiza la necesidad de cohesión en la diócesis.
- Reconocimiento y gratitud: Agradecimiento a Dios y a monseñor Palma por su entrega, destacando su disposición para servir en cualquier parte de Guatemala.
- Reflexión teológica sobre el cambio: Analiza la tensión entre la tristeza de los que se quedan y la esperanza de los que parten, usando la metáfora evangélica de «ovejas sin pastor» (Marcos 6:34) para subrayar el carácter temporal de la transición.
- Proceso canónico de sede vacante: Explica detalladamente el rol del *administrador diocesano* —figura interina que guiará la diócesis bajo normas establecidas— y la importancia de evitar cambios radicales hasta la llegada del nuevo obispo.
- Llamado a la obediencia y generosidad: Vincula estas virtudes a la estabilidad pastoral, instando a sacerdotes, religiosas y fieles a colaborar en unidad.
- Esperanza en el año jubilar 2025: Invoca el mensaje del Papa Francisco sobre la esperanza como antídoto contra la desesperanza contemporánea.
El mensaje de monseñor Montecillo, se centró en los siguientes puntos, que podemos escuchar en el video:
- Aceptación de la voluntad divina: El nuncio enfatiza que los caminos de Dios, aunque a veces «curvados» o incomprensibles, conducen a un bien mayor. Monseñor Víctor Hugo Palma es presentado como ejemplo de entrega, incluso ante desafíos como será liderar una arquidiócesis más extensa y compleja.
- Continuidad institucional: Subraya la importancia de seguir las normas del Código de Derecho Canónico (enfatizando el canon 428) durante la sede vacante, evitando innovaciones que generen confusión. El Administrador Diocesano, que será nombrado próximamente, mantendrá la gestión ordinaria con apoyo del Colegio de Consultores.
- Desafíos geográficos y pastorales: La Diócesis de Escuintla, con su vasto territorio (por ejemplo: la parroquia de Santa Lucía Cotzumalguapa), requiere un líder adaptable. Se contrasta con diócesis más pequeñas, como la de Jalapa, para resaltar su singularidad.
- Espiritualidad práctica: La obediencia no se reduce a cumplir mandatos, sino que se entiende como acto de generosidad hacia la comunidad. Se critica el individualismo («voy en mi camino propio») como fractura de la armonía eclesial.
El mensaje trasciende una mera explicación administrativa; es un llamado a la fe activa y a la confianza en la providencia. La partida de Monseñor Víctor Hugo Palma no se presenta como una pérdida, sino como un ciclo que renueva el compromiso de la comunidad con su misión evangelizadora. El nuncio apostólico, con humildad y realismo, reconoce sus propios límites temporales en Guatemala («no sé hasta cuándo»), pero reafirma su disponibilidad para apoyar en lo necesario a la diócesis en general y a las parroquias en particular.
Los aplausos finales no sólo honran a Monseñor Víctor Hugo Palma, sino que simbolizan el compromiso colectivo de una diócesis que, aunque enfrenta desafíos geográficos y humanos, se aferra a la esperanza como virtud teologal. En un mundo marcado por la «confusión» y las «dificultades», el mensaje resuena como un recordatorio: la Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, sigue siendo faro de unidad y resiliencia, incluso cuando sus pastores deben partir hacia nuevos rebaños.
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