Como es tradición, momentos antes del inicio de la Santa Misa de la Cena del Señor, la procesión con la imagen de Jesús Nazareno, patrono jurado contra la violencia, detiene su recorrido al frente de la Santa Iglesia Catedral, para que todos los cucuruchos y fieles presentes, escuchen el mensaje, que con motivo del Triduo Pascual, dirige el Obispo de Escuintla, Monseñor Víctor Hugo Palma.
La celebración del Triduo Pascual, inicia el Jueves Santo por la tarde, con la Santa Misa de la Cena del Señor, conocida por el lavatorio de los pies, puesto que a imitación de Jesús con sus discípulos, los sacerdotes lavan los pies de doce personas de la comunidad.
Más que el signo, es la humildad que nos enseñó el Señor, cuando nos dice, el que quiera ser el más grande de todos, que se ponga a servir a los demás. Notamos también, cómo después de cuarenta días, que no hicimos en el tiempo de la Cuaresma, volvemos a cantar el Himno del Gloria, el cual no se volverá a cantar, sino hasta la Vigilia Pascual. El mismo gesto que vemos de lavar los pies, es el mismo gesto de amor y de misericordia que el Señor tuvo con sus discípulos, es un gesto humilde, un gesto de servicio, pero también una alerta que nos invita a todos nosotros a vivir lo mismo.
En la Santa Misa de la Cena del Señor, llamada así porque nos recuerda la Última Cena, día en que previo a su pasión, Jesús instituyó la Eucaristía, recordada en todas las Misas con las mismas palabras que dijo Jesús y que el sacerdote en su calidad In Persona Christi, inclinado sobre el altar repite en el momento de la Consagración, previo a elevar la hostia y el cáliz:
Extendiendo la manos sobre las ofrendas, dice:
Bendice y santifica, oh Padre, esta ofrenda, haciéndola perfecta, espiritual y digna de ti, que se convierta para nosotros en el Cuerpo y Sangre de tu Hijo amado, Jesucristo, nuestro Señor.
El cual, hoy, la víspera de padecer por nuestra salvación y la de todos los hombres, tomó pan en sus santas y venerables manos, y, elevando los ojos al cielo, hacia ti, Dios, Padre suyo todopoderoso, dando gracias te bendijo, lo partió, y lo dio a sus discípulos, diciendo:
«Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes».
Del mismo modo, acabada la cena, tomó este cáliz glorioso en sus santas y venerables manos, dando gracias te bendijo, y lo dio a sus discípulos, diciendo:
«Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía».
Este es el sacramento de nuestra fe.
Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
Este día, la Iglesia celebra dos grandes regalos que nos ha dado nuestro Señor Jesucristo: la institución de la Eucaristía y la institución del sacerdocio.
Después de la Comunión y de la oración que hace el sacerdote que preside la celebración, se traslada el Santísimo Sacramento del Sagrario, al huerto o monumento que ha sido previamente preparado, en la Catedral de Escuintla, se ha instalado fuera del Templo, en el salón parroquial. El Sagrario se queda con la puerta abierta y la mesa del altar queda desnuda, indicando a los fieles, que el Señor no se encuentra más ahí.
Todos los fieles acompañan la procesión Eucarística hacia el huerto, en donde estará expuesto para que los presentes puedan meditar y orar junto al Señor, previo al momento de la pasión.
La Celebración Eucarística, no termina propiamente como estamos acostumbrados, sino que continuará el Viernes Santo con los Oficios de la Cruz y concluirá el Sábado Santo con la Vigilia Pascual, es decir que la celebración del Triduo Pascual, tal y como su nombre lo indica, se extiende por los tres días, donde recordamos la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
Será pues, en la Vigilia Pascual, el día más importante, no del año, sino de la historia de la creación, porque fue el día en que el Señor, venciendo a la muerte, nos liberó del pecado.
La lectura del Evangelio de la Santa Misa del Señor, proclamada por el Padre Gil Hernández y la homilía de Monseñor Víctor Hugo Palma, se pueden escuchar en el reproductor de audio de la parte superior.
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Las fotografías que se tomaron en la Santa Misa de la Cena del Señor, se pueden descargar a continuación:
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