Queridos hermanos:
A la luz alegre y esplendorosa de Navidad, celebramos la Fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José: ¡Dios quiso darnos un regalo maravilloso, la familia humana, su mismo Hijo vino al mundo en una familia!.
El mundo actual sin embargo, no comprende este regalo maravilloso: la familia se encuentra desprotegida ante los embates de la pobreza, de la violencia, de la migración, donde siempre serán víctimas lamentables, no personas individuales sino comunidades familiares.
Por otra parte y no con menos fuerza destructiva, llamadas “nuevas formas de familia” atentan contra la verdad y dignidad del ser humano en familia: ¡protejamos la familia con todas nuestras fuerzas, si es que apreciamos este don maravilloso del Señor!.
Así, la Palabra de Dios pide a todos el “honrar padre y madre” en el libro del Eclesiástico: ¡vayamos contra corriente de la cultura del “descarte de lo desechable que ignora el valor de los niños no nacidos y de los ancianos!.
El Salmo 127 dibuja una “bienaventuranza” es decir, una situación de dicha verdadera “en casa, en familia” para el hombre –para la persona podemos decir- que “teme al Señor”: ¡temer a Dios es vivir la realidad familiar según Dios mismo lo ha querido, en el matrimonio verdadero de hombre y mujer, en la unidad, respeto y generosidad, en la capacidad de perdón “comenzando por la propia casa”.
Es precisamente la “vía del perdón” lo que propone San Pablo en la Carta a los Colosenses: ¡que sea cada hogar un lugar de encuentro y una posibilidad de renacimiento para quien se ha equivocado!.
Y es de nuevo San José el ejemplo del “protector de la familia perseguida por Herodes” quien hoy brilla como modelo de responsabilidad, de previsión: ¡no apreciemos más las cosas de la casa que las personas que constituyen la familia humana!.
En este domingo de alegría, pero también de compromiso, que la Sagrada Familia interceda por las familias rotas por la migración, adoloridas por la violencia, confundidas por la mentalidad del mundo y los mal llamados “nuevos derechos” a formas de relación extraña y antinatural que pretenden llamarse “familias”.
Que el respeto y obediencia del hijo Jesús, el amor dedicado de y paciente de María la Madre y la responsabilidad y valor de defensa del padre San José modelen con la gracia del Espíritu Santo cada uno de los hogares de Guatemala: ¡Feliz Navidad y un año 2020 lleno de luz y alegría para todas las familias!