Queridos hermanos:
Este domingo culmina la importantísima enseñanza del Señor en el capítulo 6 de Evangelio según san Juan, después del gran milagro de la multiplicación de los panes y luego de haber aclarado que “Él mismo es el verdadero pan del cielo”, hoy el Señor invita a una opción: quedarnos en la Fe eucarística o abandonar a aquel que es la fuente de la vida verdadera y abundante.
¡Permanezcamos con Cristo, Pan verdadero, pues su Palabra de vida se hace pan y alimento para nuestra fe y nuestra propia vida eterna!.
El pueblo de Israel, según la primera lectura del Libro de Josué “renuevan la alianza con el Señor, se disponen a dejar a los falsos dioses de la tierra cananea para quedarse con el Dios que ha hecho tanto por ellos.
¡Abramos también nosotros el corazón y la memoria espiritual para no dejarnos seducir por los falsos dioses del mundo y ser fieles a Cristo el Señor! nos indica constantemente el Papa Francisco.
Es por ello que bien podemos dar la razón al salmo 33: “Hagan la prueba y verán qué bueno es el Señor” es una convicción que tendríamos que testimoniar toda la vida y ante toda persona. Solo reconociendo su acción diaria en nosotros al darnos la vida, el pan cotidiano y el de la Fe podemos decir también nosotros que “hemos hecho la prueba” y podemos ser “misioneros en el mundo de la grandeza de Dios manifestada en la Santísima Eucaristía”.
Pero es sobre todo el Evangelio donde se trata el tema de la “gran decisión”:
- La gran cantidad de los que comieron el pan de la multiplicación tropiezan con su “modo humano y su falta de fe para contemplar el misterio del Hijo del hombre, de la Palabra hecha carne y ahora “hecha Pan de Vida” y lo abandonan, ¡recordemos el enorme error del Protestantismo que ha invadido a Guatemala por medio del “evangelismo” donde se ha perdido la Eucaristía y por lo tanto la verdadera Iglesia de Cristo!. Pero lamentemos también a tantos llamados católicos capaces de pasar incluso años sin importarles no recibir la comunión;
- Destaca pues la “confesión de Pedro” que confiesa que “solo en Cristo hay palabras de vida eterna, pues sin duda es la “palabra hecha Pan bajado del cielo”. Invoquemos pues, al Espíritu Santo, para que nos conceda el don de la “contemplación de la Eucaristía y la fidelidad a la misma”, que nuestra participación en la santa Misa sea siempre como hizo el antiguo Israel “una renovaciòn de la alianza”; ¡Señor nos quedamos siempre contigo, fuente de la vida y la felicidad verdaderas!.
Oremos porque la confusión del evangelismo se disipe y “todos los cristianos participemos sin escandalizarnos del Pan de la Vida”. Imitemos a Pedro que “revela un corazón fiel” y dispuesto a fortalecer de los demás en el Santìsimo Sacramento. Y no separemos la Fe de la Vida, creyendo y tomando la Santa Comunión, especialmente en Familia, vivamos la unidad, el respeto, la paciencia, la caridad “pues familia que comulga unida, permanece unida”.
Encomendemos los frutos del Encuentro Mundial de las Familias en Dublín, que no falte el pan material y menos el Pan el cielo en ningún hogar. Amén.