Comunicado de la Conferencia Episcopal de Guatemala
“…estén siempre dispuestos a dar respuesta a
todo el que les pida dar razón de su esperanza” (1 Pe 3, 15).
1. Al finalizar la Asamblea Plenaria Anual del 3 al 7 de febrero y al comienzo de este nuevo año nos dirigimos a todo el Pueblo de Dios con nuestra palabra de esperanza ante los desafíos que implica, confiados en que la paciencia todo lo alcanza. El Señor nos concede el tiempo que es un don y una tarea.
2. La asamblea anual tiene el propósito de evaluar nuestras acciones del año pasado y programar a grandes rasgos las del año que iniciamos. Nuestra tarea principal como Obispos es promover, guiar y animar la evangelización en nuestro país, con la ayuda de los sacerdotes, consagrados y tantos laicos a quienes expresamos nuestro agradecimiento. Esta es nuestra misión permanente: anunciamos a Jesucristo como luz que da sentido a nuestras vidas y abre caminos de esperanza, celebramos en la liturgia su acción salvadora en los creyentes, animamos y promovemos, sobre todo a los laicos para que, movidos por su fe, ordenen las realidades temporales, es decir su familia, su trabajo y su participación social y ciudadana y conscientes de su misión desde el Bautismo, se conviertan en levadura del Reino de Dios.
3. Evangelizar es la tarea prioritaria de la Iglesia, que se ve iluminada en esta hora por la recién recibida y gozosa noticia de la beatificación de los mártires de El Quiché. Nos anima y llena de alegría el reconocimiento de que la ofrenda que hicieron de sus vidas tres sacerdotes y siete laicos fue auténtico martirio. Los padres José María Gran MSC, Faustino Villanueva MSC, Juan Alonso MSC y los laicos Juan Barrera un niño de 12 años, Rosalío Benito, Reyes Us, Domingo del Barrio, Nicolás Castro, Tomás Ramírez y Miguel Tiú nos marcan el camino del seguimiento de Jesús en Guatemala, ellos estuvieron animados únicamente por el servicio a Dios y a sus hermanos más pobres, en medio de un tiempo de persecución contra la Iglesia y violencia contra toda la población. Se suman a los recién beatificados y a los cientos de testigos desconocidos cuyas vidas han fecundado la misión de la Iglesia en Guatemala y se constituyen en nuevos testigos cualificados que nos motivan para que sepamos seguir a Jesús en nuestros tiempos, su intercesión nos sostiene en la perseverancia y fidelidad de cada día.
4. La vida social y política de nuestro país del 2020 está marcada por el inicio del trabajo de nuevas autoridades en los diversos ámbitos. A pesar de las decepciones del pasado y el escepticismo que ello ha provocado en la población, la esperanza del cambio siempre resurge y aflora la capacidad de resiliencia de los guatemaltecos. Todos esperamos que su prioridad sea el bien común y se rompa el continuismo en las prácticas políticas nefastas ligadas a la corrupción y a la ausencia del Estado en los espacios que son su responsabilidad primera, y que su prioridad sea la promoción de una sociedad incluyente, de oportunidades para todos, que impulse el desarrollo humano integral de la población y evite las olas de migrantes forzados a huir de la pobreza.
5. El inicio del año ha estado marcado también por el sufrimiento de los migrantes que escapan de situaciones de pobreza y violencia. Agradecemos a quienes con su solidaridad han ayudado a mitigar sus sufrimientos y esperamos que todos los guatemaltecos aunemos esfuerzos para atacar las causas de dichas migraciones, mientras continuamos la solidaridad efectiva con nuestros hermanos. Es impostergable la necesidad de crear posibilidades de desarrollo y de trabajo a la cantidad de jóvenes que son una riqueza innegable de nuestro país. Cuántas naciones quisieran tener tal bono demográfico.
6. Es tarea de todos trabajar para establecer canales efectivos de diálogo entre los diversos sectores y lograr consensos y acuerdos comunes dejando de lado posturas cerradas ancladas en los prejuicios excluyentes del pasado. Es necesario enfrentar los brotes de conflictividad buscando soluciones viables, ágiles, realistas y justas. “El mundo no necesita palabras vacías, sino testigos convencidos, artesanos de la paz, abiertos al diálogo sin exclusión ni manipulación” (Papa Francisco, mensaje para la jornada mundial de la paz 2020).
7. Comenzamos el año, además, con la certeza de que la próxima publicación del documento final del Sínodo de la Amazonía impulsará nuestro compromiso del cuidado dela tierra, queremos invitar a todos a tomar en serio lo que nos ha dicho el Papa Francisco recientemente: “Ante las consecuencias de nuestra hostilidad hacia los demás, la falta de respeto por la casa común y la explotación abusiva de los recursos naturales – vistos como herramientas útiles únicamente para el beneficio inmediato, sin respeto por las comunidades locales, por el bien común y por la naturaleza – necesitamos una conversión ecológica”. (Papa Francisco, ibid).
8. Es urgente que el proceso de elección de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y Cortes de Apelaciones así como del Tribunal Supremo Electoral, se dé dentro del marco de la ley, la capacidad y no del favoritismo y que sea un paso firme para lograr la honestidad y eficiencia profesional que requerimos los guatemaltecos de quienes administren la justicia y el derecho. En ello el papel honesto de los decanos de las facultades de derecho es crucial.
9. En esta asamblea también hemos tenido elecciones de cargos en la Conferencia y reiteramos nuestra disponibilidad de servicio como Conferencia Episcopal a la Iglesia y a la sociedad en Guatemala desde las comisiones que nos son encomendadas.
10. Que el ejemplo y la intercesión de los mártires y la mirada maternal de María, Madre del Príncipe de la paz y Madre de todos los pueblos de la tierra nos llenen de esperanza y compromiso a todos los guatemaltecos al inicio de este año.
Guatemala de la Asunción, 7 de febrero de 2020.
+ Monseñor Gonzalo de Villa, S.J.
Obispo de Sololá-Chimaltenango
Presidente Conferencia Episcopal de Guatemala
+ Monseñor Antonio Calderón Cruz
Obispo de San Francisco de Asís, Jutiapa
Secretario Conferencia Episcopal de Guatemala