Queridos hermanos:
Continúa la enseñanza de la Palabra de Dios con carácter de “evaluación final” del Año Cristiano y sobre nuestro permanecer unidos al Señor más allá de los momentos duros.
Mucho se habla de que “Dios nos pone a prueba”, lo que no tiene sentido, prueba el que no sabe, examina el que no conoce, Dios nos conoce, todo lo sabe y nos ama… por ello más que “ponerse a averiguar cómo somos en la dificultad” el Señor permite situaciones a veces duras, sin dejar nunca de ofrecernos su ayuda tan necesaria para no caer y ser fieles, ¡no dudemos de la bondad y cercanía del Señor, y hagamos oración para sentir su amor!.
La primera lectura del profeta Malaquías -que quiere decir “enviado del Señor”- habla de una “venida terrible del Señor a su templo”. Malaquías habla a Jerusalén, ciudad ha que ha caído en la inconsciencia, y que ha sufrido mucho en su historia, pero que no quiere volver al Señor.
No sólo habla a los mal portados, sino que se dirige a los justos, a los que “a pesar del sufrimiento siguen siendo fieles al Señor”, “Para ustedes, brillará el sol de justicia” dice el profeta.
El Salmo 97 también se refiere a un Dios que se manifiesta y que no es motivo de aflicción sino de alegría para toda la creación: “Regocíjese todo ante el Señor que viene a gobernar el orbe”.
Lo importante es pues, aún en la dificultad, ni dudar el Señor, ni dejarse llevar por el desánimo -cosa muy de moda en un mundo sin esperanza o fortaleza- sino “trabajar con fe y alegría”. Es en lo que San Pablo llama la atención en la Segunda Carta a los Tesalonicenses: “Algunos viven como holgazanes”. ¡No hagamos del “fin del mundo” un pretexto para cruzarnos de brazos, como predicaban las sectas hace años, sino que con ilusión y fortaleza seamos fieles a Dios.
Y es Jesús en el Evangelio quien, con palabras ciertamente fuertes, anuncia su venida:
- 1) Él mismo avisa de tantos charlatanes predicadores que dicen “Yo soy el Mesías” como ocurre en estos días en países de América Central;
- 2) Él pide no dejase dominar por el miedo ante noticias de catástrofes y destrucción;
- 3) Pide el Señor “permanecer fieles, incluso ante la traición de los propios familiares. Recordemos que, lamentablemente, la familia no es en ocasiones, escuela de Fe y de Fortaleza, sino sitio donde se ridiculiza o ataca a quien quiere ser fiel al Señor.
Pidamos pues, en este mes de recuerdo de los difuntos, que mientras estamos en este mundo por un tiempo, ni las dificultades, ni el egoísmo, ni los ataques de quienes no creen en Dios, nos hagan caer.
Que María, Madre de la Iglesia interceda para que no falte a los hijos de Dios la gracia y la alegría de ser sus testigos en el mundo.