Mensaje de Monseñor Víctor Hugo Palma, Obispo de la Diócesis de Escuintla
Queridos hermanos y hermanas en el Señor:
Este domingo, el Evangelio según San Marcos continúa con la presentación de Cristo como verdadero profeta, enviado por Dios para anunciar y realizar la salvación del mundo.
Si el domingo pasado veíamos que Cristo era rechazado por los suyos, quienes no encontraban un profeta complaciente a la medida de sus deseos de grandeza: hoy el Señor envía a sus discípulos a evangelizar con signos del poder de la Palabra, y con condiciones de vida que aseguran que se trata de auténticos enviados suyos, y no de falsos profetas.
Que siempre ha habido profetas falsos lo testimonia la 1ª. lectura donde Amós es rechazado por los “profetas cortesanos” (que decían al rey lo que a éste le gustaba oír): Amós (que significa “Dios me ha sostenido”) hace honor a su nombre: él no hace de la profecía un medio de ganancia económica, de influencia política o de simpatía social, sino que habla en nombre de Dios que le llama desde su humilde oficio de pastor de ganado pequeño y picador de árboles de sicomoro (para extraer la mirra).
Igualmente Jesús, quien “se hizo pobre para enriquecernos” decía San Pablo el domingo pasado envía al mundo a sus auténticos predicadores con ciertas condiciones:
- De dos en dos: según el requisito legal de un testimonio, y para demostrar que sí es posible vivir el mandato del amor, según decía San Gregorio;
- No llevar cosas “accesorias” o “de más”: no preocuparse tanto por los medios que olviden la importancia del mensaje: ir “en las manos de Dios” como el mismo Cristo en su pobreza dependió siempre ante todo de la voluntad del Padre;
- Llegar a una casa y “quedarse en ella”: no hacer del mensaje un medio de culto personal, o un medio de importancia social, como lamentablemente sucede tanto hoy en los predicadores y misioneros de falsas religiones (los Mormones, los Testigos de Jehova, etc.) que corren para hacer seguidores de un pensamiento propio o de un falso camino;
- Ser claros en que la propuesta del Evangelio debe llevar a una opción: si es rechazado el mensaje, habrá que hacerlo ver: el “sacudir el polvo de los pies” era un signo duro de ruptura con una región o una comunidad, en el fondo Jesús les invita a llamar fuertemente la conciencia para que ella despierte y vea la seriedad e importancia de la Buena Nueva.
El Evangelio cuenta que ellos salieron y cumplieron lo que el Señor decía: lamentablemente hoy se pone atención sólo a los signos obrados: exorcismos, curaciones, etc. mientras se olvida la “calidad de vida del profeta auténtico” que en el fondo es siempre misionero en la forma sencilla, pobre, abierta a la voluntad de Dios y dependiente de la voluntad del Padre.
Oremos esta semana por el Papa Francisco que está visitando América Latina sea esa imagen de humildad, de autenticidad y de claridad, para que muchos reconozcan en su mensaje al mismo Señor, profeta rechazado pero auténtico, modelo de la Iglesia que camina en la historia entre las persecuciones del mundo y las consolaciones de Dios.