¡Llamados y enviados para los demás!

Queridos hermanos y hermanas:

También este tercer domingo del “tiempo ordinario” la Palabra de Dios nos presente el tema fundamental de la “llamada  a la misión”, la vocación cristiana no es para vivir para sí mismo, sino para llevar la Buena Nueva a los demás, pues todo cristiano es un misionero, nos decía San Juan Pablo II (Redemptoris missio 91).

Es decir, hay diversas formas de escuchar al Señor, pero el objetivo de su llamada a cada uno es el mismo para todos, que por nuestro medio todos tengan vida abundante, como fue la misma misión del Señor Jesús (Juan 10,10).

Esas diversas formas de escucha piden que “todos estemos dispuesto a servir al plan de Dios” a su deseo de que “todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (2 Tm 1, 5ss).

Por ejemplo, en la primera lectura se narra el caso de Jonás, una historia tan famosa, la gran ciudad de Nínive, de la cual hacían falta tres días para atravesarla caminando, se convierte por la predicación de un solo hombre, de un pequeño predicador: ¡no cerremos la oportunidad a los demás de que se conviertan, condenandolos en nuestro corazón sin haber hecho lo posible para su salvación!.

De modo que esta historia nos demuestra que el mal se puede vencer y que el problema como en el caso de Jonás es la resistencia a llevar el bien a los demás. Jonás no quería cumplir su misión, pero el Señor de muchas formas (la tormenta, el pez que se lo traga) lo lleva hacia aquellos que necesitaban de su anuncio.

Por ello San Pablo en la segunda lectura, como “mensajero de la buena nueva” nos dice que estamos llamados a una “vida nueva, diferente de la del mundo”. Él habla precisamente de ese mundo futuro, diferente del que nos rodea lleno de fijaciones sexuales, de adicción al pecado en lo afectivo, etc.

Pero es sobre todo el Evangelio de hoy donde el tema de la llamada para la misión brilla de modo excelente:

  1. Cristo llama pasa y llama a sus discípulos para que ellos sean “pescadores de hombres”, es decir, para que continúen su misión de salvar del mar del pecado, del dolor, de la muerte a la Humanidad;
  2. Como en el caso de Jonás, no se trata de ser llamados para vivir para sí mismos, o según los criterios de salvación que podamos tener, ¡no cerremos la misión solamente a quienes nos agradan, o hacia quienes pueden darnos una recompensa, abramos nuestro corazón misionero a todos lo que necesitan al Señor!;
  3. Se trata de “dejarlo todo” y encontrar la dicha de un horizonte más amplio, más hermoso respecto de nuestro pequeño mundo de proyectos personales, de satisfacciones en hacer lo que es más cómodo o conveniente a nuestras ideas.

Pidamos pues al Señor, aún en el inicio del año que sus planes sean los nuestros, que sus intereses sean los nuestros, que no busquemos sino vivir para su misión, para que su reino crezca.

Este año 2018 comenzamos en la diócesis de Escuintla el estudio del Plan Pastoral “Rema mar adentro”; que sigamos la llamada a pescar, amar y llevar a Cristo a todos nuestros hermanos en sus situaciones de familia, de sociedad, en su búsqueda y deseo del Señor.