Queridos Hermanos:
Hemos iniciado recientemente desde el Miércoles de Ceniza, el serio pero hermoso camino de la Cuaresma: tiempo de conversión, es decir, de renacimiento, de sanación, de pasos concretos para vivir la Pascua de Cristo y el inicio de la vida nueva él.
Como momento de “transformación” espiritual, de paso del pecado a la Gracia, sabemos que es el mismo Señor quien desea fuertemente nuestra conversión: ¡no dudemos que el mismo Señor nos ayudará para superar el antiguo pecado, las acciones de “autodestrucción” que son en el fondo el efecto de ese pecado: ¡caminemos con confianza hacia Él, pues Él camina hacia nosotros!.
La Palabra de Dios es este camino una luz hermosa, pero también de denuncia de nuestras desviaciones y delitos. Como anunció, en la primera lectura el Señor promete a Noé y sus descendientes “que ya no volverá a destruir la tierra” y que el arcoíris en el cielo será la señal de su buena voluntad para una Humanidad que recomienza su vida en la tierra.
Con esto, como decíamos, se revela la “buena voluntad del Señor” para salvarnos, Él se compromete a que “prevalezca la vida sobre la muerte”.
Si el buen Dios se compromete en una “alianza” también nosotros debemos “hacer alianza” con Él; mediante un buen programa de Cuaresma podremos “dejar de oír las voces del mal, los engaños de los falsos profetas” y volver a escuchar al Señor de la Alianza, nos indica el Papa Francisco en su Mensaje de Cuaresma para este 2018.
Es más, el Papa nos invita a no desanimarnos ante el poder del Mal que parece vencer y “enfriar los corazones buenos” (Mt 24, 21), ¡que la buena voluntad de Dios hacia nosotros se vea correspondida con un caminar serio y responsable para salir de nuestra condición de pecado!.
Para ello pedimos en el Salmo: “Descúbrenos, Señor, tus caminos”. Nos abrimos “al darle al Señor lo que Él no pida”; ¡no limitemos la Gracia que quiere darnos vida nueva y tomemos muy en serio este camino de conversión”.
Cuando nos recuerda que “Cristo murió una sola vez por nuestros pecados” San Pedro nos invita a “mirar hacia la Pascua”, la Cuaresma es un camino hacia la luz de la Resurrección, a la que llegaremos en la medida en que vivamos con seriedad y alegría este tiempo.
Pero es el mismo Jesús quien “invita a un camino serio y al mismo tiempo alegre, cuando nos dice “Conviértanse” porque el Reino está cerca, se refiere a Él mismo, pues Jesús es el Reino de Dios (Papa emérito Benedicto XVI), recordemos:
- La conversión es seria pero alegre: caminos con esfuerzo pero con seguridad hacia una vida nueva y mejor;
- No se trata de convertirse “para ser mejor o sentirse mejor que los demás” como predican las sectas protestantes; nos convertimos para hacer mejor todo para nuestros hermanos, a la vez que agradamos al Señor con nuestra vida como verdaderos hijos suyos.
Que mediante una “buena programación de nuestra Cuaresma” (la confesión, la caridad, una oración más intensa, la lucha contra la tentación) podamos avanzar alegre y seriamente mientras ora por nosotros Santa María del Camino, la llena de Gracia: ¡Ven, Señora, acompáñanos en la vuelta a la casa del Padre, y conforta con tu mirada de amor cada uno de nuestros pasos cuaresmales! Amén.