¡El Señor todopoderoso está con nosotros!
Salmo 46, 8
A los hermanos de El Patrocinio y El Rodeo y San Vicente Pacaya
A los Párrocos, Religiosas y Agentes de Pastoral Diocesanos
A los hombres y mujeres de buena voluntad en Escuintla
En medio de la pandemia mundial del Covid 19, estamos a casi 77 días del inicio de la erupción del Volcán de Pacaya: una vez más en la larga historia de temor para tantos de los habitantes de la Parroquia de San Vicente, pero también para escuchar la Palabra de Dios que nos asegura que no estamos solos sino que el Todopoderoso nos acompaña y no dejará de ser fiel en su amor y protección para todos. Habiendo visitado hoy las aldeas de El Patrocinio y el Rodeo comparto este breve mensaje haciendo un llamado a no perder la atención sobre el sufrimiento de nuestros hermanos afectados:
- Aún cuando hay toda una historia de erupciones del Pacaya, el avance de la lava en cuatro corrientes de la misma ya afecta los terrenos de varias personas, especialmente de trabajadores agrícolas de la zona. Esto causa temor, al no ser posible saber el hasta cuándo de la efusión de lava, que se acerca a las viviendas de las aldeas mencionadas
- Es urgente, pues que las autoridades no solamente locales, sino departamentales y nacionales concurran de forma armónica y responsable a brindar el auxilio que les compete a los habitantes. Ciertamente hay esfuerzos del Ejército, de Cocodes, de Conred, etc. pero la necesidad de llegar la unificación de ellos es clave para brindar a las personas la certeza de trabajar en conjunto, dejando de lado los protagonismos y las faltas de interés y coordinación.
- Esta tragedia, que gracias a Dios no ha causado víctimas mortales, sí está afectando la tranquilidad, la salud y la economía de varios. Aún con la problemática mundial de la Pandemia, es importante no dejar de lado esta situación puntual pero que tiende a agravarse
- Por lo mismo, a con un llamado a todos los involucrados por oficio y compromiso de sus cargos sociales, también apelamos a la atención de todos aquellos que viven en la zona: Dios mediante no sea necesario, pero si ocurriera, habrá que auxiliar con alimentos y medicamento a los damnificados
- Acciones más amplias como la reubicación de habitantes requieren el compromiso tanto de los afectados, como de quienes puedan hacerla posible, para que en todo se respete la vida y dignidad de las personas
- La solidaridad entre las mismas personas vecinas es urgida por la moral cristiana y por todo principio ético de la vida comunitaria.
Finalmente, como ocurre lastimosamente en las tragedias humanas, pedimos que el interés por el bien común prive sobre intereses de aprovechamiento de la necesidad humana, pues un grave pecado poner esos intereses por delante en momentos de sufrimiento y desamparo es especialmente de los más pobres.
Que Nuestra Señora del Rosario y San Vicente Mártir, Patronos de las comunidades más afectadas intercedan para que el Espíritu Santo ilumine las mentes, abra los corazones a la fraternidad y solidaridad, y suscite la esperanza de que el Señor está presente en San Vicente, precisamente en la persona de los más humildes y nos hace recordad: “Lo que hicieron a los más humildes de mis hermanos, conmigo lo hicieron” (Mt 25, 40)