En Navidad celebramos no una fecha, sino a una persona, nos recuerda nuestro obispo. Con su venida, Cristo nos ha traído la salvación, por eso nos hemos preparado por cerca de cuatro semanas durante el Adviento, para recibir con alegría a aquel que siendo Dios, se hizo hombre y habitó entre nosotros (cf Jn 1, 14), celebración del Tiempo de Navidad, que concluye para la Solemnidad de la Epifanía del Señor, el 6 de enero.
En estas casi dos semanas, la Iglesia que es Madre y Maestra en su misión principal de santificar las almas y hacerlas partícipes de los bienes sobrenaturales (MM 3), nos invita en este tiempo navideño a vivir la Navidad de forma adecuada. Es Jesús mismo quien nos pide que aprendamos el significado de Misericordia quiero y no sacrificios (cf Mt 9, 13), ya san Juan de la Cruz nos recuerda que «por el amor seremos juzgados», al final de la vida, seremos juzgados por el amor concreto, es decir, por nuestro compromiso de amar y servir a Jesús en los más pequeños y necesitados.
En este tiempo de alegría que el consumismo ha querido borrar de la Navidad a Jesús mismo y con Él a los más pequeños y necesitados, las Misioneras de la Caridad, la orden religiosa fundada por santa Teresa de Calcuta y que tenemos la gracia de tener una de sus misiones en Escuintla, en su incansable labor de cuidado de ancianos, enfermos, indigentes y de ayuda a los más pobres entre los pobres, han celebrado la Navidad junto a los internos y externos de la Casa Hogar Inmaculado Corazón de María.
La celebración de Navidad inició con la santa Misa presidida por monseñor Víctor Hugo Palma, obispo de Escuintla, seguida del almuerzo que se ofreció a los residentes y transitorios de la casa hogar. A las Hermanas Misioneras de la Caridad las acompañó un grupo de fieles católicos, pertenecientes principalmente a la comunidad El Raguay, que ayudaron a las religiosas en la preparación de la actividad y a la distribución de los alimentos.
Con la Virgen María, que es auxilio de los cristianos, refugio de los pecadores, consuelo de los afligidos, llevemos al amor de Dios a los corazones de los más necesitados.