Mensaje de Monseñor Víctor Hugo Palma, Obispo de la Diócesis de Escuintla
Queridos hermanos y hermanas en el Señor:
Este domingo tiene especial intensidad eclesial por ser la solemnidad de San Pedro y San Pablo, Apóstoles del Señor, columnas vivas de la Iglesia. Esta celebración motiva en nuestros corazones una profunda acción de gracias por permitirnos formar parte de su pueblo que es la Iglesia, esta iglesia que es Católica y Apostólica y que está llamada a seguir dando a jesucristo a todos los seres humanos, especialmente los que, escuchando las voces del mundo, se han apartado del Señor.
¿Por qué Cristo ha elegido a Pedro para ser el primero de los Apóstoles y el fundamento visible de su Iglesia? San Pedro, en el que se manifiesta la fuerza de la elección divina y el poder del Espíritu Santo, recuerda de modo especial la profesión de fe en Jesucristo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16, 16). Y esta profesión ofrece dos características fundamentales: la identidad divina de Jesús y su misión salvadora en el mundo. La actitud de Pedro es siempre directa: “¿A quién iremos? Sólo tú tienes palabras de vida eterna”. (Jn 6, 68). Y la misión de San Pedro es confirmar a sus hermanos en la fe: “Pero yo he rezado por ti para que tu fe no se apague. Y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos” (Lc 22, 31-32).
Este domingo estamos llamados a orar por el Papa y a manifestar nuestro amor y adhesión al Sucesor de Pedro, de hecho este domingo se nos pide una ofrenda especial llamada “El Óvolo de San Pedro”, una ofrenda que enviamos al Papa para que él pueda ayudar a quienes más lo necesitan. Hoy por hoy, elevamos nuestra Plegaria por el Papa Francisco para que Dios lo tenga lleno de salud y siga contagiando al mundo ese amor intenso por Cristo y su Iglesia.
En la elección de San Pablo resplandece la providencia divina, haciendo del perseguidor de los cristianos el evangelizador de los paganos. En la vida de San Pablo, enamorado de Jesucristo y por ello apóstol de los gentiles, resplandece el “te basta mi gracia, pues la fuerza se manifiesta en la debilidad” (2 Cor 12, 9), mediante el poder de la palabra hablada y escrita.
Hoy es la fiesta del Papa, en el que brilla el poder del Espíritu Santo y la fuerza de su misión en la Iglesia y en el mundo. Recemos con fe y esperanza por el Papa Francisco para que sea luz en la confusión que nos rodea y nos confirme en la verdadera fe, pues ésta es la misión principal del Papa y esto es lo que los Católicos hoy necesitamos. Que el Papa, en medio de la Iglesia, se sienta siempre arropado y amado por todos sus hijos.
En San Pablo oramos por los misioneros incansables del Evangelio, especialmente por aquellos que ejercen su labor evangelizadora en países de misión especialmente difíciles, hacemos un justo homenaje a aquellos que con tanto amor han derramado su sangre en su empeño de servir al Señor llevando su mensaje de amor incluso a sus mismos verdugos.
Este día tiene como vemos una doble vertiente: por un lado el aspecto eclesial y de comunión con el Vicario de Cristo, un llamado fuerte a seguir dando nuestro testimonio de amor a la Iglesia. Y por otro lado, el carisma misionero de San Pablo que nos lleva a decir con él “Hay de mí, si no evangelizo”. Pienso en este momento en los cenáculos misioneros de nuestra Diócesis, los cuales son espacio vivo de comunión eclesial y de intensidad misionera, les animo a seguir adelante y animo a quienes aún no pertenecen a ningún cenáculo a que se animen a formar esos nuevos espacios de encuentro y compartir con ardiente espíritu misionero.
Les bendigo de corazón: