Queridos hermanos y hermanas:
En cada celebración de los “misterios cristianos” es decir, de la vida cristiana que nace de los sacramentos, se renueva la vocación o llamado a seguir a Cristo, Camino, Verdad y Vida pues es Él quien nos ha revelado el “rostro misericordioso del Padre”.
Este domingo la Palabra de Dios habla de “vocaciones” no solo a creer y aferrarse al perdón de Dios como dice el error de los Protestantes, sino a “imitar al que nos llama”: ¡la verdadera vida en Cristo es conocer esa vida suya, e imitarla!.
Así, la llamada de Elías a Eliseo nos coloca ante dos personajes muy cercanos o parecidos, ya el mismo nombre de Eliseo (“Dios ha salvado”) suena como el de Elías (Yavhé es mi Dios) y leyendo sus vida en la Biblia nos damos cuente de que Eliseo continúa la misión profética de Elías.
Lo mismo sucede en el Evangelio según San Lucas, los discípulos que le siguen deben aprender ante todo “su misericordia”, pasando por el pueblo samaritano que le rechaza, ellos quisieran actuar demasiado “humana y justamente” y pedir que fuego del cielo devorara a aquellas gentes.
Cristo les da una reprimenda que bien entendemos es una llamada a vivir más de cerca su misión de misericordia y de perdón: “Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido” (Lc 19, 10).
Así, la vida cristiana es ante todo una “imitación de la misericordia de Cristo”; todo lo contrario a ciertas predicaciones aparentemente muy bíblicas donde se pide el “ojo por ojo y diente por diente” y aun así se denominan cristianos.
El seguimiento de Cristo es pues “vivir su misericordia” pero también su profunda “actitud de pobreza, de desprendimiento” de negación al “dios de este mundo” como bien dice el Papa Francisco.
A aquellos que hoy se cuenta querían seguirle el Señor indica:
- Seguirle en la moderación de vida, en su pobreza pues “las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos” pero no así el Señor en su vida humilde entre nosotros, ¡cuidado con las falsas iglesias que juntan lo que Él siempre quiso separar: Dios y el dinero!;
- Seguirle dejando atrás los afectos que hemos hecho absolutos. pareciera duro que no dé el Señor, permiso a uno para “enterrar a su padre” pero la respuesta es clara; delante de la llamada de Dios, todo afecto humano queda relativizado, no negado, pero puesto en un segundo lugar;
- Seguirle sin retardar el momento o ponerse a contemplar otras “posibles” formas de vida, al contrario de Eliseo, a quien Elías permitió la despedida, la fiesta y hasta el “churrasco con los bueyes” el Señor urge a asociarnos a su misión “hoy mismo y cada día”.
Él nos llama pues a vivir su estilo de vida, a tener sus sentimientos de misericordia y a recordar que el campo de Señor tiene mucho trabajo y pocos obreros.
Finalizando el mes del Sagrado Corazón, pidamos al Señor sacerdotes, religiosas y religiosos y laicos seguidores de su corazón amoroso y de su estilo de vida en la sencillez y testimonio alegre en Escuintla y en el mundo.