Monseñor Víctor Hugo Palma, obispo de la Diócesis de Escuintla el 7 de diciembre 2024, en la víspera de la celebración de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, patrona de la diócesis, presidió la Santa Misa en la que fue ordenado como Diácono, Manuel Taperia Raymundo, quien recientemente concluyó sus estudios religiosos en el Seminario Mayor Nacional de la Asunción.
El diácono Manuel Taperia Raymundo, originario de Alta Verapaz, se integra de esta forma al clero de la Diócesis de Escuintla al haber recibido el tercer grado del orden. Un diácono, nos da a conocer nuestro obispo, además de ser un servidor de la Iglesia, a través del culto divino, el rezo de la Liturgia de las Horas, de la predicación, de la orientación y de la caridad, también es quien prontamente se apresta para llegar.
El sacramento del orden tiene tres grados, el episcopado (obispos), el presbiterado (sacerdotes) y el diaconado (diáconos). Es un sacramento que imprime carácter, es decir que es para toda la eternidad, al igual que el bautismo y la confirmación. Una vez recibidos no se pueden deshacer ni repetir.
En el rito de ordenación, a los diáconos se les imponen las manos «para realizar un servicio y no para ejercer el sacerdocio» (cf No. 1569 del Catecismo de la Iglesia Católica, CCE Catechismus Catholicæ Ecclesiæ). En la ordenación al diaconado, sólo el obispo impone las manos, significando así que el diácono está especialmente vinculado al obispo en las tareas de su «diaconía». También el obispo realiza una oración consecratoria específica, que pide a Dios la efusión del Espíritu Santo y de sus dones apropiados al ministerio para el cual el candidato es ordenado.
Casi dos años pasaron, antes de que volviéramos a tener una ordenación diaconal en la Diócesis de Escuintla. Como es costumbre, las ordenaciones siempre se han visto abarrotadas de cientos de feligreses, que desean formar parte de este acontecimiento festivo tan importante para la Iglesia y el Pueblo de Dios, participando todos en comunidad, de este regalo del Señor a sus fieles.
Monseñor Víctor Hugo Palma, aprovechó la ocasión para invitar a los jóvenes que sienten el llamado vocacional al sacerdocio, a que se acerquen, a sus párrocos primero y empiecen el proceso de discernimiento, puesto que siempre son necesarios más trabajadores pues la mies es mucha (cf Mt 9, 37).
Y aunque hay algunos seminaristas más, que están en distintos niveles de estudio en el seminario, la necesidad de contar con más sacerdotes es apremiante. La población católica en nuestra diócesis es mucha y se necesitan más pastores que atiendan a esta porción del pueblo de Dios, que forman nuestras comunidades parroquiales.
Si sientes el llamado vocacional al sacerdocio, no dudes en ir con tu párroco, quien te ayudará en lo relacionado a tu vocación e ir descubriendo ese llamado y en un futuro, llegar a ser servidor del Señor, a través del ministerio sacerdotal.
El tercer grado del sacramento del orden, es el diaconado. En la Diócesis de Escuintla no existe el diaconado permanente, por lo que es de esperar que en algún momento pueda llegar a ser ordenado sacerdote, aunque no hay un tiempo determinado para ésto, ni tampoco el diaconado es una especie «de paso previo o requisito» para ser sacerdote, es un ministerio en sí mismo.
Por eso nuestras oraciones, las dirigimos suplicando a Dios por el aumento de las vocaciones en el mundo y particularmente en nuestra diócesis, que tan necesitada está de pastores que nos guíen en los caminos del Señor.
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Las fotografías que se tomaron en la Ordenación diaconal de la Diócesis de Escuintla, se pueden descargar a continuación:
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