La higuera y su segunda oportunidad

Monseñor Palma - Mensaje Pastoral

Monseñor Víctor Hugo Palma

A la justicia precede la misericordia; es el resultado de la intercesión del Divino Viñador.

Sobre la higuera estéril que recibe una segunda oportunidad antes de ser talada por ocupar la tierra inútilmente —Buena Nueva de mañana— escribía el Papa Francisco: “Encontramos tres actitudes ante la falta de fruto: la indiferencia de la higuera a la que no importa cumplir con el deber de dar fruto, la del dueño que decide actuar justamente y manda cortarla, y la del viñador que intercede y pide otorgar una segunda oportunidad —si bien predice que no habrá otra— para que el fin de la higuera no sea fatal, si bien merecido” (Ángelus, 24.03.2019).

A la justicia precede la misericordia; es el resultado de la intercesión del Divino Viñador.

El camino cuaresmal en el Jubileo de la esperanza se ilumina mañana al saber que a la justicia precede la misericordia de uno que intercede por otro “tiempo”, por el rescate, como diría M. Proust 1981-1922) “del tiempo perdido” aplicable al sentido claro de “cada Cuaresma”.

La que nos corresponde en 2025 —bien pudiera en todo caso ser la última oportunidad de conversión— es el resultado de la intercesión del Divino Viñador de cuya actitud comentaba San Agustín: “Así, que cada uno procure dar frutos buenos, pero dejando de ser árbol malo” (Sermón 72). En otras palabras, la Cuaresma como camino de esperanza, según el mensaje de Papa Francisco para esta del 2025, asume de la página evangélica de mañana:

1) La vida humana terrenal, y por lo tanto todas las cuaresmas, no son eternas. En cada una hay una oportunidad que no volverá, si bien hay otras “posibles oportunidades”. Como tiempo de verdadero “combate espiritual” contra lo que cause infertilidad, la Cuaresma refuerza la esperanza en la medida en que se proponen cambios de vida para “dejar de ocupar la tierra inútilmente”.

2) En el caso de las generaciones presentes, la “inconsciencia” del tiempo es grave, simplemente no existe: solo se miden momentos de satisfacciones logradas, de los deseos —de cualquier clase— satisfechos o no, llegando a ponerse un único horizonte: “si no fue posible esta vez, lo lograré la próxima”.

3) Jesús alude al saber de una matanza inesperada de Pilatos, a la torre de Siloé que “se desmoronó de pronto”: quiere invitar a la vigilancia del tiempo que pasa, de su posible mal uso o desperdicio y de la impredecibilidad de cada día, esa que acompaña la condición humana. Según S. Kierkegaard: “Arriesgarse a dejar pasar el momento es arriesgarse a perderse uno mismo” (por cierto, de vida muy breve: 1813-1855).

4) La Buena Noticia tiene así una intención clara: actuar como un despertador: entre la participación en hermosas procesiones y actos de piedad solemnes, o bien, entre carreras a la playa y tiempo de “diversión” se oculta un reloj personal e imparable. “Esta Cuaresma” y no otra son la única oportunidad concreta con el riesgo de ‘no hacerse fecundo y no poder luego serlo aunque se quiera’” (S. Gregorio Magno, Hom. In Ev. 31).

“A la indiferencia de la higuera, se contrapone la misericordia del viñador, pero también la urgencia de la conversión “hoy”. Y hay que imitar la paciencia de Dios, que concede la oportunidad para enfrentar el mal en conversión, pero de esa misericordia no puede abusarse” pues fue dicho también por el mismo viñador: “Si el año que viene no da fruto, la cortaré”.

Todo padre o madre es paciente con las caídas de sus hijos, pero ninguno se conforma con que sean “siempre así”. Vivir la oportunidad con esperanza y dar otra oportunidad a los demás —imitando a Dios— son el fruto esperado de parte dueño de la viña y de su hijo el viñador en esta camino cuaresmal en esperanza.