Queridos Hermanos:
En este segundo domingo del llamado “tiempo ordinario” –recordemos que es el tiempo para vivir la santidad de los hijos de Dios en las cosas de todos los días- la Palabra del Señor nos presenta un tema fundamental para el resto del año: desde el inicio hemos de “escuchar la llamada del Señor” y hemos de “seguirle”.
Es decir, este es un domingo “programático”, pues las actitudes mencionadas han de ser constantes: ¡evitemos perder el sentido de la verdadera vida cristiana que es seguir, imitar al Señor Jesús modelo de hijo que hace la voluntad del Padre!.
Ya la primera lectura es clara: es la historia “modelo” de Samuel cuyo nombre significa “el Señor ha escuchado”. Es el niño que nació porque Ana su madre que era estéril lo pidió al Señor.
Ahora que vive en el templo de Dios, él debe aprender a escucharle: un detalle fundamental ¡nuestro Dios no es un Dios que se ve, sino que se oye!.
Dos cosas son fundamentales:
- Escuchar la voz del Señor es entrar en el camino del cumplimiento de su voluntad: ¡cuidado con hacer de la Fe el momento de emoción, de adrenalina que cultivan las sectas mal llamadas “iglesias”;
- Dios llama no para un plan de realización personal, es decir, así como Samuel fue llamado para ayudar en tiempos difíciles de la historia de Israel, cada cristiano bautizado “tenemos una misión más allá de nuestra a conveniencia, de nuestros proyectos en ocasiones tan egoístas”.
Por ello el salmo recoge en síntesis la actitud de Samuel, su respuesta al Señor diciendo precisamente: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. Y ¿cuál puede ser esa voluntad?: es San Pablo quien lo descubre al pedir a los cristianos que vivan de modo diferente al mundo que no conoce a Dios.
Lo dice claramente: “Huyan de la fornicación” como un signo de contradicción al mundo pervertido de entonces, muy parecido al actual donde en nombre de la libertad personal se destruya la dignidad del cuerpo humano: ¡huyamos también nosotros de la mentalidad del mundo y demos signos claros de escuchar y seguir la llamada del Señor!.
Finamente, es el Evangelio el que nos invita a contemplar la experiencia de escucha y seguimiento de los dos primeros discípulos de Cristo:
- El Señor llama a través de mediadores, como Juan Bautista quien es el que señala a Cristo en el mundo;
- No se trata de seguir a un egoísta, a un ídolo del mundo, sino a quien es “Cordero/Siervo” de Dios, el que dará su vida en forma de martirio para la salvación del mundo;
- Ellos van tras de Cristo y se quedan con Él: Juan, uno de ellos anota hasta la hora (cuatro de la tarde) y se quedará para siempre con Cristo, ¡evitemos la inconstancia, el cansancio del camino cristiano, evitemos la superficialidad y desde el inicio del año nuevo escuchemos y sigamos con perseverancia!.
Que desde el inicio nos acompañe Aquella que es el modelo de escucha y del seguimiento de la Palabra, María Santísima y que con ella a nuestro lado podamos imitar su disponibilidad: “Hágase en mí, Señor, según tu Palabra”.
Que la devoción al Santo Cristo de Esquipulas nos enamore más del Cordero en la Cruz y nos quedemos como Juan cercanos con María a los pies del Señor.