Mensaje de Monseñor Víctor Hugo Palma, Obispo de la Diócesis de Escuintla
Queridos hermanos y hermanas en el Señor:
Hoy en el Primer Domingo de Adviento iniciamos como comunidad eclesial de discípulos y misioneros del Señor, un nuevo año Litúrgico. En el Adviento, que nos llevará a Navidad, recordamos la primera venida del Señor y nos preparamos igualmente a su «segunda venida» en gloria, para ser «todo en todos» como celebramos el domingo pasado en la Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo. Hoy la Palabra del mismo Dios presente en la comunidad y en la Santa Eucaristía tiene la función maravillosa de un «despertador»: ante el Señor que viene, hemos de emprender un «camino de ida hacia Él», también nosotros, pues Adviento es tiempo de conversión y preparación.
Comparto con ustedes el Mensaje de la Palabra de Dios, tan apropiado para la realidad social y eclesial de nuestra tierra escuintleca. Y llamo su atención, pues en medio de las celebraciones muchas veces confusas de materialismo y derroche del fin de año, el tiempo de Adviento se abre para los cristianos como la cercanía de Dios que viene a la vez que como una llamada urgente a esperarlo en la forma debida. La comunidad deberá tomar conciencia de quién es Aquel Restaurador, el que «siempre es necesario» en la vida individual, familiar o social. Uno que no puede «dejar de esperarse» (1a lectura), pero alguien cuya venida se prepara velando porque ella cambiará definitivamente muchas situaciones (Evangelio).
Una llamada pues, a «celebraciones más profundas y renovadoras de la vida»: los discípulos del Señor deben de salir de la indiferencia y falta de solidaridad humanas, alejarse de todo acomodamiento y olvido de lo que Dios quiere, para cumplir así con la suprema orden del Maestro. ¡Estén en vela!.
Les propongo las enseñanzas de nuestro Santo Padre el Papa Francisco para estos días: «El tiempo de Adviento, que hoy de nuevo comenzamos, nos devuelve el horizonte de la esperanza, una esperanza que no decepciona porque está fundada en la Palabra de Dios».
¡Una esperanza que no decepciona sencillamente porque el Señor no decepciona jamás! Él es fiel, Él no decepciona. ¡Pensemos y sintamos. Iniciemos un nuevo camino del Pueblo de Dios con Jesucristo, nuestro Pastor, que nos guía en la historia hacia el cumplimiento del Reino de Dios. Por esto este día tiene un atractivo especial, nos hace experimentar un sentimiento profundo del sentido de la historia. Redescubrimos la belleza de estar todos en camino: la Iglesia, con su vocación y misión y la humanidad entera está en camino, los pueblos, las civilizaciones, las culturas, todos en camino a través de los senderos del tiempo». (Su Santidad Francisco, Adviento del 2013).
Nos unimos a la felicitación a la Parroquia de la Nueva Concepción en su 50 aniversario de Fundación y pedimos a la Inmaculada, Patrona Diocesana aquella «pureza de corazón» para recibir al Señor que viene.