A lo largo de un mes, uniendo la Pascua con el Tiempo Ordinario, cada domingo hemos celebrado fiestas y solemnidades de gran importancia. Iniciamos con la Ascensión del Señor, continuando con Pentecostés, seguidamente celebramos a la Santísima Trinidad y ahora se une la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, conocida como Corpus Christi.
Cristo no nos dejó un mensaje, un libro de su Palabra, sino que verdaderamente está en el cielo y está realmente presente en la Sagrada Eucaristía. Es un viático, no sólo para la muerte, sino también para el camino de cada día.
En palabras de San Juan Pablo II recordamos: «una vida eucarística respeta la vida, la persona, comparte el pan de cada día». Desafortunadamente, los hermanos separados viven en una desnutrición espiritual, al faltarles la Eucaristía y quedarse sólo con la Palabra, se están perdiendo de Cristo mismo, que se nos entrega y espera cada vez que comulgamos.
La Eucaristía es la acción de gracias por excelencia, lo hacemos por la vida, por la fe, por el camino que no es fácil pero que siempre es acompañado por Dios. En la primera lectura, escuchamos como Melquisedec, ofreció pan y vino como acción de gracias por la salvación de Abraham.
Luego Cristo, como eterno sacerdote, tal y como lo anuncia el Salmo 109 «Tú eres sacerdote para siempre». En la segunda lectura, nos recuerda cuando Jesús estableció la Eucaristía, diciendo «…hagan esto en memoria mía…», fue un mandato y no una sugerencia, es una invitación que nos hace a asistir cada día a la celebración eucarística.
Finalmente el Santo Evangelio presenta el milagro de la multiplicación de los panes, siendo éste como un anuncio de la Eucaristía. El Señor predicó ante la multitud, llenandolos con su Palabra, pero también nos nutre con el Pan de Vida, que es el Señor mismo, en su Cuerpo y en su Sangre, es su persona viva.
En la homilía, Monseñor Víctor Hugo Palma, Obispo de Escuintla, nos recuerda todos estos puntos importantes que celebramos en la solemnidad del Corpus Christi. También recordó a las víctimas de la tragedia del Volcán de Fuego, que hace poco más de un año, enlutó a Guatemala.
La homilía de Monseñor Víctor Hugo Palma, Obispo de la Diócesis de Escuintla durante la Santa Misa en la Solemnidad del Corpus Christi, se pueden escuchar y descargar en el reproductor de audio en la parte superior.
La Santa Misa fue presidida por Monseñor Víctor Hugo Palma y en la procesión que recorrió cerca de cuatro kilómetros, por un poco más de dos horas, recorriendo algunos de los oratorios de la Parroquia Nuestra Señora de Concepción, fue acompañada, además del Obispo, por el Padre Martín Sirín, párroco y el Padre Pedro Chachal, vicario parroquial y por cientos de parroquianos que al terminar la Eucaristía, acompañaron a Jesús Sacramentado, en su paso por las calles del centro de la ciudad.
