Queridos hermanos:
Aún cuando el dolor por las consecuencias mortales y lamentables de las erupciones del Volcán de Fuego en Escuintla y otros departamentos, la celebración de este domingo “nos alegra y levanta nuestra esperanza”, ¡el Señor está con nosotros y nos envía a llevarlo a nuestros hermanos, preparemos su camino de vida, paz y consolación!.
Por eso hoy, aunque las celebraciones dominicales se reservan a los Misterios de Cristo, celebramos con alegría el nacimiento de San Juan Bautista conocido como “el precursor” pues fue quien preparó espiritualmente al pueblo de Israel para que recibiera mejor al Mesías.
Fue una preparación que consistió en toda su vida, no solo en sus palabras. Así la primera lectura hace ver “la dignidad de toda vida humana desde la concepciòn en el vientre materno”, ¡tengamos claro y defendamos la dignidad humana del que no ha nacido!.
En efecto, vivimos rodeados de la mentalidad cruel y asesina que no cree en dicho valor y promueve “como un derecho el crimen del aborto” llamándolo con nombres que “suenan bien” –interrupción del embarazo problema, por ejemplo- pero siguen siendo un crimen.
Juan puede decir lo que indica el profeta: el Señor me llamó desde el vientre materno. El mismo salmo 130 nos invita a alabar al Señor que “desde el seno materno”, otorga a cada uno una misión, una responsabilidad en la preparación de sus caminos, ¡venzamos la mentalidad ciega del mundo que desprecia la vida del que no ha nacido y niega la dignidad a lo que no comprende por su falta de Fe!.
El libro de los Hechos de los Apóstoles nos hace escuchar la hermosa vida y misión de Juan como el que prepara el camino, señalando que no era como tantos predicadores que “se roban la Iglesia” para si mismos, fundando grupos de falsedad religiosa, de división del Cuerpo de Cristo, ¡nadie puede llevar a Cristo a partir y promover la división de su Cuerpo, que es la Iglesia!.
Pero es sobre todo la narraciòn del nacimiento del Bautista, nacimiento milagroso, la que revela su misión, se llamará “Juan” que quiere decir “misericordia” ya que anunciará al que revela el amor de Dios, no el castigo o la venganza divina como preferirían algunos.
A seis meses exactos de la Navidad, ahora que los días son más largos y luminosos en muchas partes del mundo, continuemos nosotros la misión de Juan, hay quienes anuncian o más bien, corrompen el anuncio de Evangelio dando avisos de terror, de destrucción.
Que el recuerdo de las víctimas mortales y la ayuda a los afectados de las erupciones, nos hagan vivir “la misión auténtica” como aquella a la que sirvió San Juan, que mediante una vida “luminosa” como fue la de Bautista, mensajero de Cristo, Sol que nace de lo alto… aún cuando su vida fue breve y marcada al final por el martirio sangriento, Juan fue la lámpara que llevaba la luz.
Llevemosla también nosotros y culminemos el mes del Sagrado Corazón teniendo los “sentimientos de misericordia” propios de ese corazón del Señor Jesús.