Tema Diocesano 7mo. Domingo de Pascua Ciclo B
13 de Mayo del 2018
Solemnidad de la Ascensión del Señor
Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales
¡Subamos con Cristo llevando al mundo el Reino de Dios!
Queridos hermanos:
El Domingo de la Ascensión del Señor mezcla dos sentimientos para el corazón de la Iglesia: la nostalgia, pues el Resucitado luego de 40 días de apariciones a sus discípulos, ahora “regresa al cielo, de donde había venido, pues “la Palabra estaba con Dios, la Palabra era Dios, la Palabra se hizo carne y estuvo con nosotros” (Juan 1, 1ss). Pero el segundo sentimiento es de gozo y de esperanza: el Señor “no se vuelve ausente ni para la Iglesia ni para el mundo, pues Él prometió ‘Estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”.
En el fondo, la ascensión marca una “nueva forma de presencia de Jesús Resucitado”, ya no con su apariencia física como lo conocieron en su tiempo sino en “cinco formas”: la Santísima Eucaristía (¡ante todo!), los demás sacramentos, la Palabra de Dios, la comunidad reunida, y el hermano sobre todo el más pobre (San Juan Pablo II Iglesia en América 72 ss).
Por ello es posible tener el “encuentro con Cristo vivo” en esas presencias, ¡venzamos la nostalgia y sentimiento de soledad, el Señor vive entre nosotros!.
Ahora, mientras sube al cielo como dice el Libro de Hechos de los Apóstoles “pide una Iglesia misionera”, los ángeles decían a los discípulos que Jesús volvería y Él mismo les había pedido que ellos mientras tanto deberán ser sus testigos en todas partes, ¡seamos pues una Iglesia “en salida” como pide el Papa Francisco, a las gentes, a las calles, a los ambientes donde hace falta aquella Luz de la Salvación, que no es nuestra pero necesita “misioneros de la Buena Nueva”.
El salmo responsorial nos comunica mucho gozo: “el Señor sube entre voces de júbilo, entre aclamaciones, aleluya”. Es que el Crucificado fue signo de humillación y de derrota para sus adversario, pero ahora “pasa las fronteras del cielo”, “no olvidemos que es nuestro hermano, que uno de nosotros está en la Gloria de Dios, a la derecha del Padre”.
Esta última expresión es importante, la “derecha” en la Biblia es el lugar del poder, del ejercicio de la potencia. Es decir, ahora Jesús de Nazareth es “el Señor Jesús” puesto que por su obediencia, Dios Padre le concedió el “nombre sobre todo nombre” (Fil 2, 9), es decir “la identidad de Señor” para interceder por nosotros, para guiar hacia el bien y la verdad el camino de la Historia humana.
Pero es sobre todo el Evangelio según san Marcos donde “la ascensión del Señor se convierte en compromiso”, Jesús, como dice San Pablo en la segunda lectura de la Carta a los Efesios “nos hizo subir con Él” es decir, “nos orientó hacia las cosas del cielo, hacia los valores del Reino” a los que estábamos enterrados en el pecado y su fruto la muerte.
Al final de su camino en la tierra Jesús envía a “Ir por todo el mundo y predicar el Evangelio a toda criatura”.
Lastimosamente las sectas derivadas del Protestantismo entienden eso como un ir “denigrando a la Iglesia Católica, apartando a la gente de los Sacramentos, haciendo clientes de una secta antes que seguidores de Cristo”, ¡el ir por el mundo significa orientar toda la actividad humana económica, política, académica, deportiva, cultural, “hacia los valores del bien, de la justicia, de la verdad, de la paz y del bien”.
Vivamos hoy este “impulso al cielo para llevarlo todo al Reino de Dios” orando para que los comunicadores sociales no propaguen la mentira, el error, el odio, el conflicto, sino la verdad, el bien, siendo voz de lo sin voz mediante la fidelidad auténtica a Cristo Camino, Verdad y Vida.
Que Nuestra Señor de Fátima y la oración del Rosario nos ayuden a lograr una Guatemala distinta, fiel a Dios y a las auténticas necesidades humanas, entre ellas, el conocer la verdad que hace libres (Papa Francisco, Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales).