El domingo 20 de agosto, en la Santa Iglesia Catedral de Escuintla, fueron entregados los Ministerios de Lectorado y Acolitado al seminarista Erky Pino y al seminarista Dexther Elías, el Ministerio del Acolitado, continuando de esta forma, con sus estudios religiosos y en el futuro ser ordenados Diáconos y finalmente Sacerdotes.
En la celebración Eucarística estuvieron presentes, familiares y amigos de los seminaristas y parroquianos que se mostraron muy contentos por los Ministerios otorgados.
Antiguamente previo a la recepción del Orden Sagrado, existieron varios Ministerios, que los aspirantes a presbíteros, recibían antes de su ordenación. Se les conocían como Órdenes menores que comprendían el Ostiariado, Lectorado, Exorcistado y Acolitado y las Órdenes mayores formadas por el Subdiaconado, Diaconado y Presbiterado.
En 1972 el Papa Pablo VI a través de una carta apostólica, en forma de motu proprio, llamada «Ministeria Quaedam«, estableció que las órdenes menores serían llamadas Ministerios, adaptándose a las necesidades actuales de la Iglesia, quedando el Ministerio del Lectorado y el Ministerio del Acolitado.
Ministerio del Lectorado
El Lector queda instituido para la función, que le es propia, de leer la palabra de Dios en la asamblea litúrgica. Por lo cual proclamará las lecturas de la Sagrada Escritura, pero no el Evangelio, en la Misa y en las demás celebraciones sagradas.
El Lector, consciente de la responsabilidad adquirida, procure con todo empeño y ponga los medios aptos para conseguir cada día más plenamente el suave y vivo amor, así como el conocimiento de la Sagrada Escritura, para llegar a ser más perfecto discípulo del Señor. (*)
Ministerio del Acolitado
El Acólito queda instituido para ayudar al diácono y prestar su servicio al sacerdote. Es propio de él cuidar el servicio del altar, asistir al diácono y al sacerdote en las funciones litúrgicas, principalmente en la celebración de la Misa; además distribuir, como ministro extraordinario, la Sagrada Comunión.
El Acólito, destinado de modo particular al servicio del altar, aprenda todo aquello que pertenece al culto público divino y trate de captar su sentido íntimo y espiritual; de forma que se ofrezca diariamente a sí mismo a Dios, siendo para todos un ejemplo de seriedad y devoción en el templo sagrado y además, con sincero amor, se sienta cercano al Cuerpo Místico de Cristo o Pueblo de Dios, especialmente a los necesitados y enfermos. (*)
Los ministerios son conferidos por el Obispo mediante el rito litúrgico «De Institutione Lectoris» y «De Institutione Acolythi«, aprobado por la Sede Apostólica.
Los candidatos al Diaconado y al Sacerdocio deben recibir, si no los recibieron ya, los ministerios de Lector y Acólito y ejercerlos por un tiempo conveniente para prepararse mejor a los futuros servicios de la Palabra y del Altar. (*)
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(*) Carta apostólica «Ministeria Quaedam«, Papa Pablo VI, 1972