El verdadero Profeta y su fracaso

Mensaje de Monseñor Víctor Hugo Palma, Obispo de la Diócesis de Escuintla

Queridos hermanos y hermanas en el Señor:

En el camino espiritual del Tiempo Ordinario, la Palabra de Dios nos presenta realidades de nuestra vida que no siempre son agradables de escuchar: por ejemplo, nosotros podemos “rechazar con nuestra falta de Fe” no solo el mensaje divino sino a la misma Palabra hecha carne, Jesucristo.

En el Evangelio según San Marcos, poco a poco se va descubriendo que “no todos ni siempre” acogieron al Mesías, al Hijo de Dios. Al hablar de Jesús hoy lamentablemente se lo describe como un “profeta poderoso” autor de milagros, exorcismos y curaciones: ¡cuántos van detrás de predicadores que dicen imitar a Jesús en esos poderes! y qué pocos se dan cuenta de otra realidad: Jesús también experimentó el rechazo especialmente entre los suyos.

Ya el Prólogo del Evangelio según San Juan afirma: “Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron”. Pero Jesús no buscaba el éxito mundano que, como dice el Papa Francisco, buscan muchos predicadores que abren o cierran iglesias según les vaya bien o mal económicamente. Jesús, verdadero profeta cumple lo dicho en la primera lectura por Ezequiel: “A ellos te envío…y te escuchen o no, porque son una raza rebelde, sabrán que hay un profeta en medio de ellos”.

Si nos fijamos bien, todo se cumplió en la escena del Evangelio: Jesús fue “a su tierra” y quienes lo escuchaban decían conocer “al hijo del carpintero” y a su familia, a sus “hermanos y hermanas”. Ante todo, este texto ha sido usado por quienes no creen y atacan a Cristo y a María, diciendo que tenía “más hermanos y hermanas” ignorando que en la lengua aramea del país de Jesús con una misma palabra se designaba a hermanos y primos, y demás familiares. Pero lo más duro es que “su historia humilde” los escandalizó, es decir, les impidió creer.

También hoy los discípulos y misioneros de Cristo pueden sufrir el rechazo, la oposición de aquellos que los atacarán por su origen humilde, por la sencillez de su presentación. ¡Que contraste con quienes se presentan como “profetas de Cristo” en predicaciones lujosas, en lugares que más que iglesias parecen teatros del mundo, totalmente alejados de la humildad de los más pobres y de Cristo pobre!.

Este domingo, pues, se nos llama:

  1. A escuchar a Dios que nos habla por medio de los sencillos, al estilo de Jesús, del Papa Francisco;
  2. A no confundir la verdadera espiritualidad de la sencillez cristiana con la “mundanidad” de tantos profetas de prosperidad y al mismo tiempo de inmoralidad;
  3. A entender que “no hemos de predicarnos a nosotros mismos, sino a Cristo” como decía San Pablo (2 Corintios 4, 5-18). El mundo y la misma Iglesia necesita no uno que “triunfe” en la complacencia mundana, sino que esté dispuesto a no recibir el aplauso de la muchedumbre, con tal de ser fiel testigo de la verdad;
  4. A pedir que no falten quienes amando la verdad que viene de Dios encuentren, como San Francisco de Asís, la verdadera alegría de los sencillos de corazón aún ante el rechazo del mundo pues “no son del mundo” (Jn 15, 16).

 

Firma Monseñor Víctor Hugo Palma