Queridos hermanos y hermanas:
Como revelador de la misericordia del Padre y como maestro que instruye a sus discípulos, este domingo el Señor Jesús nos señala claramente la importancia de “responder a su llamado” tomando “decisiones sabias” en las cuales hay que estar dispuestos a “dejarlo todo, comenzando por nosotros mismos” para tener parte en el Reino de Dios.
Ya la primera lectura del libro que lleva dicho nombre, Sabiduría, el autor sagrado invita a hacer un balance de las cosas lo que pensamos, de la forma en que vivimos: ¡cuántas veces, sin reflexión, los cristianos preferimos lo que vale menos y dejamos lo que vale más, los caminos del Señor”!.
Se trata de una enseñanza que no puede faltar en nuestra vida, el agradar al Señor no se resume en alabanza, ofrenda o cumplimiento superficial de su voluntad: consiste en cumplir en realidad el primer mandamiento; “Amar a Dios sobre todas las cosas” como lo recuerda el mismo Jesús en Marcos 12,30.
El Papa Francisco lo ha señalado tantas veces: es necesario dejar las “idolatrías” que nos separan del Dios verdadero. Pero es en el Evangelio donde el mismo Señor señala esa necesidad de:
- No anteponer ningún afecto al amor al Señor (“preferirlo a padre, madre, hermanos, a sí mismo”);
- Ejercitar la “sabia elección ahora que tenemos el tiempo para hacerlo”: como un constructor o rey que no emprenden lo que no pueden terminar;
- Finalmente, aunque ya lo ha indicado, Jesús insiste en “dejarse a sí mismo” pues en el fondo es el egoísmo el gran obstáculo para seguir al Señor como el gran tesoro, el sumo bien para nuestra existencia y la de aquellos que amamos.
Hermanos y hermanas, hoy, cuando el Papa Francisco canonizará a Santa Teresa de Calcuta, no puede haber mejor ejemplo de esa “extraña pero maravillosa sabiduría y misericordia de los santos y santas”.
Ellos elijen a Cristo como su bien mayor, y el servicio a los pobres como el “lugar de encuentro con su amado Señor Jesús”. De sí misma ella decía: “De sangre soy albanesa. De ciudadanía, India. En lo referente a la fe, soy una monja Católica. Por mi vocación, pertenezco al mundo. En lo que se refiere a mi corazón, pertenezco totalmente al Corazón de Jesús”.
No olvidemos que en su vida visitó al menos tres veces Guatemala, que entre nosotros en Escuintla tenemos a sus hijas, las Misioneras de la Caridad, entregadas verdaderamente al servicio a los más pobres.
Que la nueva santa interceda para que unamos “sabiduría y misericordia” para alcanzar aquella vida eterna de la que dice San Pablo: “Ahora permanecen la fe, la esperanza y la caridad, pero la mayor de todas es la caridad” (1Corintios 13, 13).