Vivamos cada uno nuestro Camino de Conversión

Queridos Hermanos y Hermanas:

Con la inmensa alegría de haber iniciado ya el Año de la Misericordia indicado por el Papa Francisco, este domingo la Palabra de Dios nos deja oír la voz de los profetas: ante todo de Sofonías (cuyo hebreo safán-ya significa “Dios protege”) quien nos habla consoladoramente del Señor que “ha salvado a su pueblo y que está en medio de la comunidad”.

Sofonías habla la “hija de Sión” que es la ciudad de Jerusalén, tantas veces destruida y humillada por sus enemigos. Sus palabras en Adviento invitan a contemplar esa salvación que es posible alcanzar mediante la conversión que nos pide este tiempo fuerte de la liturgia católica.

A esta voz se añade la de Juan Bautista, quien prepara el camino del Señor y quien indica ahora que “cada uno tiene algo que cambiar en su vida” para prepararse en conversión a la venida del Mesías. Así:

  1. Llama a “compartir”, a luchar contra la avaricia, el egoísmo dado al necesitado “la otra túnica y el alimento”; es una llamada muy útil en este tiempo, pues el Señor al que esperamos está presente en el desnudo, en el hambriento, en el privado de libertad, etc. como lo dice el Señor en el Evangelio según San Mateo: “Estuve desnudo y me vestiste, estuve hambriento y me diste de comer” etc. (Mateo 25, 15ss).Por lo general el mundo habla de la Navidad como tiempo de “dar y compartir” pero esa actitud tiene doble fuerza para los cristianos especialmente en este Año de la Misericordia: ¡aprendamos de memoria las obras de misericordia corporales y espirituales!.

    La misericordia no es la “lástima” hacia el que no tiene: ciertamente parte de la sensibilidad, pero no es puramente “filantropía” o deseo de hacer algo bueno por la gente: para los cristianos católicos “en el necesitado está ya el mismo Señor que todavía esperamos en Navidad”;

  2. Juan llama a “combatir la corrupción” esa “llaga pestilente” dice el Papa Francisco, que nuestra sociedad guatemalteca sigue causando la pobreza, la miseria incluso cuando los puestos públicos, pero también el mundo de los negocios no son servicios sino un modo insensible de acumular riqueza a costa de la necesidad de tantos hermanos;
  3. Llama a “no extorsionar y a no calumniar” ¡que actual es su lenguaje en Guatemala y en Escuintla!; los grupos del crimen organizado causan diariamente no solo pobreza sino muertes violentas, pero también hay quienes “roban la fama de los demás” a través del uso criminal de las redes sociales, o de la misma lengua con tanta facilidad para el chisme, la crítica destructiva, la calumnia que también existen dentro de la Iglesia y causan división y odio, nos ha dicho tanto el Papa Francisco;
  4. Llama en fin a “estar abiertos a que Dios cambie lo que él sabe que debemos cambiar”. Juan era un hombre humilde que “no se sentía digno de desatar las sandalias del Mesías”. ¡Vivamos pues la humildad! y preparamos personalmente y en familia “la conversión que cada uno sabe” acercándonos a la Santa Confesión para que también el sacerdote nos ayude a examinar ese corazón que debe prepararse como la hija de Sión para El que viene nos de la vida plena y la luz verdadera en la próxima Navidad.

Firma Monseñor Víctor Hugo Palma