Seamos fieles a Cristo que comienza su pasión

Mensaje de Monseñor Víctor Hugo Palma, Obispo de la Diócesis de Escuintla

Queridos hermanos y hermanas en el Señor:

Iniciamos con el Domingo de Ramos la Semana Santa como verdadera celebración de los acontecimientos que nos dieron la vida nueva en Cristo.

Hoy, luego de la lectura del Evangelio que narra la entrada de Jesús en Jerusalén, como rey humilde montado en un burrito, se inicia la procesión litúrgica donde proclamamos como aquellas gentes: ¡Hossanah, bendito el que viene en el nombre del Señor!.

Ya la palabra “Hossanah” es una confesión de fe que se traduce como “Ten piedad”, pues reconocemos en Jesús de Nazareth al Mesías, al ungido que puede y quiere salvarnos. Y sin embargo hoy se mezclan dos sentimientos: por una lado el reconocimiento del Señor Jesús, pero también se muestra la debilidad de nuestro seguimiento: como aquellas gentes, podemos aclamarle por un momento, así como traicionarle, abandonarle el Viernes Santo diciendo en la lectura de la Pasión: “Crucifícale, crucifícale”.

¿Cómo se da este cambio de actitud?. Es el claro problema de no comprender el misterio de Cristo, es decir, de hacernos un Cristo a nuestro antojo y conveniencia para luego abandonarle si no corresponde a nuestros proyectos, tal y como lo hará Judas, modelo del discípulo inconforme e infiel a su Maestro. Por ello las lecturas nos advierten de este peligro: toda la celebración se ve dominada por el rostro del Cristo sufriente que con su Pasión salva al mundo.

Los tres momentos de la página sagrada leída este día, tienden a “manifestar los rasgos de ese rostro” para que seamos fieles al Cristo verdadero: al que en su sufrimiento es capaz de “recibir insultos y salivazos” pero también de consolar con una palabra de aliento al abatido (1ª lectura de Isaías); al que es capaz de una obediencia hasta la máxima humillación de un crucificado (2ª lectura, de Filipenses); aquel en fin, que sabiendo que no le aceptarán, ante el asombro de los que le “enjuiciaban y condenaban”, se revela como el verdadero Hijo de Dios (lectura de la Pasión según San Marcos).

En otras palabras, este domingo es “alegre y solemne, y al mismo tiempo muy serio y exigente”: comienza el camino del Señor hacia su Misterio Pascual y comienza a definirse si somos o no auténticos discípulos suyos, como lo indica el Papa Francisco: “¿Quién soy yo, delante de Jesús que sufre? Hemos oído muchos nombres: tantos nombres.

El grupo de líderes religiosos, algunos sacerdotes, algunos fariseos, algunos maestros de la ley que había decidido matarlo. Estaban esperando la oportunidad de apresarlo ¿Soy yo como uno de ellos? Incluso hemos oído otro nombre: Judas, 30 monedas. ¿Yo soy como Judas?”. Invito a todos y cada uno, como Familia, como Parroquia, en los “cenáculos diocesanos” a vivir hoy dos actitudes:

  1. Permanecer fieles al Señor y no pasar de “recibirlo a traicionarlo” como ocurrió con Judas;
  2. Sobre todo, como discípulos y testigos suyos a imitar al Señor en la humildad, la cercanía a todo hombre que sufre, e incluso en el aceptar los caminos que Dios escoge para hacer presente su Reino en el mundo.

¡Que vivamos en Escuintla una Semana Santa de fidelidad al Señor Jesús en su Pasión gloriosa!

Firma Monseñor Víctor Hugo Palma