Apreciamos Nuestra Familia, don de Dios

Queridos Hermanos y Hermanas:

Con el resplandor alegre de la reciente Navidad del Señor, hoy la Iglesia nuestra madre y maestra, nos invita contemplar a la Sagrada Familia de Jesús, María y José, es un cuadro hermoso, para que toda y cada una de las familias de Escuintla está llamada a vivir su vocación y su misión. En efecto, la Familia es un don de Dios, que merece nuestro aprecio y nuestro cuidado.

Los tiempos actuales, producto de una cultura del individuo, no dan el merecido valor a la vida familia: ¡he aquí el miedo al matrimonio, la disolución de la familia, y por lo tanto la ruina no solo material sino sobre espiritual de los hijos!.

Para apreciar y cuidar de la vida familiar, la Palabra de Dios nos invita:

  1. A vivir cada uno de los miembros de ella, su misión en cada uno: los esposos en el amor y respeto a su vida como pareja fundada por Dios como unión del hombre y la mujer. En la primera lectura, el autor del libro del Sirácide, dibuja un “cuadro de relaciones” fundada en el respeto y consideración entre padres e hijos. ¡Y pensar que en nuestra tierra escuintleca de cada diez niños al menos seis no tienen el cuidado de padres responsables!. No es posible acostumbrarse a que un niño o niña tenga solamente los cuidados de los abuelos y la madre, por muy buenos y amorosos que sean, hace falta recordar que sin el papá un niño no recibe la educación integral en disciplina, en responsabilidad, que orilla a tantos a la delincuencia. Cierto, sobre las familias guatemaltecas y escuintlecas se ciernen sombras de violencia en el ambiente, de pobreza, de migración para buscar oportunidades de vida, todo ello afecta la estabilidad familiar. Pero cuando no se educa con amor en el respeto, se repiten los malos tratos en la violencia doméstica, y suelen “clonarse” la separación, la infidelidad, las relaciones sexuales sin matrimonio, y los nacimientos destinados al sufrimiento; ¡imitemos de la Sagrada Familia el respeto, la unidad, el espíritu de sacrificio y sobre todo la Fe en la Providencia divina que todo lo puede resolver!;
  2. En el Evangelio, la Sagrada Familia es precisamente “ejemplo de la Fe” que se practica: la Presentación del Niño en el Templo es una acción también de imitar: ¡cuántas familias tienen solamente uno o dos miembros que van a la Iglesia a Misa! ¿dónde está la unidad prometida en el matrimonio? ¿dónde queda la formación espiritual de los hijos en las cosas de Dios?;
  3. Hoy se nos invita a apreciar a los “miembros de la tercera edad” que tienen sabiduría para orientar a las nuevas generaciones: Simeón y Ana son los “abuelos” que, como dice el Papa Francisco, muchas veces son desechados por su debilidad, por sus límites físicos: ¡aprendamos a escuchar a los mayores en los consejos que, desde su corazón y experiencia, pueden orientar a las nuevas generaciones!;
  4. Finalmente, la escena se cierra en Nazareth: allá vive con sencillez la Sagrada Familia como “escuela de trabajo, pero también de Misericordia, de obediencia, de crecimiento integral de los hijos”, si Dios quiso para el redentor una familia, apreciemos y cuidemos es esa “iglesia doméstica” donde se enseñe a creer y esperar, a compartir y vivir la alegría en las cosas sencilla. Nuevamente ¡Feliz Navidad para todas las familias!.

Firma Monseñor Víctor Hugo Palma