Mensaje de Monseñor Víctor Hugo Palma, Obispo de la Diócesis de Escuintla
Queridos hermanos y hermanas en el Señor:
En este Quinto Domingo de Pascua continúa la “catequesis o enseñanza” sobre nuestra relación con Cristo Resucitado: el domingo pasado se nos invitaba a seguirlo como a nuestro Buen Pastor, escuchando su voz, siguiéndole cada día de nuestra vida en las decisiones que tomamos.
Hoy, con la imagen de Cristo Vid, que Él mismo explica a sus discípulos, se nos invita a “permanecer unidos a Él” para que así como las ramas tienen vida y dan fruto porque están unidas al tronco de un árbol, también en nosotros fluya la savia de la vida nueva y los frutos de la caridad.
Un ejemplo hermoso lo da la primera lectura de Hechos de los Apóstoles: Saulo, antes perseguidor de los cristianos, media vez se encuentra con el Señor Jesús, “se une a la Iglesia” y luego es un apóstol del Evangelio: si nos fijamos bien, no se puede decir que uno está unido a Cristo sin estar unido a su Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica: ¡tengamos cuidado con las “muchas mal llamadas iglesias” que han separado a muchos de la Iglesia de Cristo y siguen cortando ramas de la vid verdadera!.
El Catecismo de la Iglesia nos enseña que las formas de “permanecer unidos a Cristo” son la oración, la lectura de la Palabra de Dios, la práctica de la caridad. Ahora bien, en la vida espiritual de cada cristiano “Aquel que es el dueño de la vid” Dios Padre, es llamado por Cristo “el Viñador” pues es quien nos permite estar unidos a su Hijo, Cristo Vid, a través del don del Espíritu Santo.
Estamos pues, llamados a “permanecer” y no dejar que nos convenza el tiempo actual de variación de iglesias, de costumbres, de credos: ¡la Iglesia es fiel a Cristo su Esposo, como Él que ha dado su vida por ella! dice el apóstol Pablo: un hombre que media vez se unió al Señor “se convirtió en una rama que dio fruto muy abundante”, fue el gran apóstol misionero de todos los tiempos.
Así, en este domingo estamos llamados a preguntarnos, todos los que por el Bautismo nos unimos a Cristo Vid, si nuestra unión con Él es profunda o superficial: recordemos que en Escuintla hay “falsas viñas” que rompen la unidad de la Iglesia, y sobre todo hay muchos cuya vida “no da frutos de caridad” pues es una unión superficial, como advierte San Juan en la segunda lectura de hoy: “Hermanos, no amemos solo de palabras, sino de verdad y con obras”.
Hoy quiero agradecer profundamente el esfuerzo de los Agentes de Pastoral Diocesana reunidos en el Gran Cenáculo en Puerto de San José: ellos están llamados a “dar fruto abundante” en su misión de ayudar a unirse más a Cristo Vid a toda la comunidad parroquial, a los Cenáculos, a todos los que buscan al Señor como fundamento de su vida personal y familiar: ¡que el Señor bendiga a nuestros catequistas, misioneros, ministros extraordinarios de la Eucaristía y especialmente a las Religiosas, en este Año de la Vida Consagrada!.