“Caminemos por el desierto, alimentados con el Pan de la Vida”
(cf. Éxodo 16, 15)
Al Presbiterio, Seminaristas
A los Religiosos(as) y Agentes de Pastoral
Al Pueblo de Dios que camina en Escuintla
Al entrar en la Cuaresma del año 2024, recordamos las palabras de Papa Francisco, quien nos indica que “mediante este tiempo de desierto, el Señor nos conduce a la libertad del pecado y sus consecuencias (Mensaje para Cuaresma 2024) y nos invita a vivir, como se hace en un desierto, en el despojo, en la negación de todo aquello que consciente o inconscientemente nos hace esclavos”. Hago eco de la invitación del Santo Padre, recordando a todos esta maravillosa oportunidad de “sanar, revivir, liberarnos con la Gracia” pues como lo indica el Apóstol Pablo: “Este es el momento oportuno, el día de la salvación” (2 Corintios 6, 2).
Indico por tanto:
a) La grave necesidad de conversión en Escuintla: que no podemos negar, ante la violencia familiar y social, ante el fortalecimiento del crimen organizado, del daño a la naturaleza, de la indiferencia y de todo tipo de corrupción familiar, administrativa, de la justicia: ¡Sí es posible vencer el mal a fuerza de bien (cfr. Romanos 12, 21) si escuchamos la Palabra que nos pide abandonar lo que nos hace esclavos y daña la vida de los demás!
b) Los medios de la limosna, oración y ayuno: que como en todo camino de lucha espiritual y fortalecimiento, como en una “gimnasia espiritual” cada uno debe practicar al limitar los excesos de vida, desde la alimentación, la falta de silencio y abundancia de ruido y chismes, el descuido de la oración y de la práctica concreta de la “misericordia” -que es el significado de “limosna”– que nos acercan a Dios, nos hacen vernos como somos en cuanto pecadores y llenan de Gracia, cuando nos privamos de algo para dar una ayuda a quien no tiene nada. ¡Dejemos los excesos que nos hacen daño y vivamos la sobriedad que nos acerca a Dios!
c) El servicio del Sacramento de la Reconciliación, ahora organizado por “Cenáculos” regionales: un testimonio de nuestros sacerdotes, quienes son “embajadores de la Gracia de Dios” y de modo urgente nos invitan a volver con el Sacramento a la vida de la Gracia, en buena relación con Dios, los hermanos, nosotros mismos y la “casa común”. ¡No desaprovechemos este hermoso esfuerzo de servicio de los elegidos por el Señor para ser instrumentos de su perdón!
d) Las prácticas de devoción cuaresmal: tanto los santos “viacrucis”, las velaciones, las peregrinaciones, etc. son caminos de vida que solo los más sencillos. La hermosas iniciativas de los párrocos, movimientos eclesiales, está delante de nosotros: ¡pasemos de lo superficial a dar valor a estos momentos, especialmente durante los viernes y la Semana Santa!
e) La nutrición espiritual con el Santísimo Sacramento “verdadero pan del cielo”: Estando en curso inicial la celebración del “Congreso Eucarístico Nacional 2024” estando en la Gracia que pide este Sacramento de vida, hagamos todo lo posible para reencontrar en Él la nutrición que fortalece en la lucha contra el pecado, el alimento que llena los vacíos del materialismo, de la soberbia, de la indiferencia. Oremos por los muchos millones que lo han perdido y sufren las consecuencias de la división, de la corrupción de la Fe en interese económicos, la insolidaridad para con los necesitados. ¡Que con Fe fortalecida por la Santa Eucaristía logremos avanzar, aun en la cuesta de la no fácil conversión, hacia el futuro que Dios nos permite!
Recuerdo finalmente, que con nosotros camina como Madre de Dios, de Cristo y de la Iglesia, nuestra Patrona Inmaculada: ella intercede si se lo pedimos como hijos confiados, para que por el camino nada fácil del desierto pasemos a gozo de la Resurrección, para que dejemos la mentalidad de esclavos a la que nos ha habituado el pecado y gocemos de la calidad de “hijos en el Hijo” dejando que durante toda la Cuaresma nos atraiga la contemplación de la “cátedra de la Cruz” como dice Papa Francisco, es decir contemplando la enseñanza del amor divino que nos congrega en los Cenáculos Misioneros Parroquiales para escuchar, discernir y actuar la vida nueva en Cristo.
Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos, pues por tu Santa Cruz Redimiste al mundo.
Infinitamente sea alabado, mi Jesús Sacramentado.
Miércoles de Ceniza del Año 2024.